Si estuvieras bebiendo una sustancia envenenada, ¿cuándo pararías? Ésta es una metáfora que te invita a cuestionarte qué es lo que te lleva a quedarte en relaciones o situaciones tóxicas y obviamente dañinas. Si algo te causa sufrimiento y evita tu crecimiento, ¿por qué quedarte? A menudo se debe a una adicción. Tal vez una adicción a la adrenalina, al sentido de la injusticia o al recuerdo de los momentos románticos, nutriendo la esperanza de salvar y cambiar al otro.
¿Cuándo viene el momento de claridad?
En las relaciones, hay un momento fugaz al principio donde ves claramente al otro, ves aquello que irresistiblemente te atrae y que te llevará al mismo punto de sufrimiento que en pasadas situaciones vividas. Percibes en qué te estás metiendo pero sigues adelante de todos modos, esperando que esta vez te sorprenda siendo diferente. Sin embargo, en el fondo, ya conoces los patrones, los venenos y las adicciones. Es similar a ser alcohólico: sabes que el bar está fuera de límites, pero vuelves de todos modos, creyendo que esta vez será diferente. Sin embargo, sin un amor propio y una sanación genuina, nada cambiará.
RECONOCER LA NECESIDAD DE CAMBIO
Hasta que no sanes la raíz de esa adicción, sea a eso que te atrae tóxicamente o al sufrimiento que te ocasiona, hasta que no te ames a ti mismo, cada relación y situación reflejará el mismo resultado. El atractivo de las relaciones tóxicas a menudo reside en su intensidad: la adrenalina, la pasión y la atracción física.
Estos elementos pueden dificultar el alejarse y dejar de repetir el acto que afirma la dependencia a la sustancia, o a la relación, sin embargo, el reconocer la necesidad de cambio, es el primer paso fundamental. Las relaciones tóxicas son como un ciclo vicioso que conduce a repetidos actos de desamor y autoviolencia.
EL AMOR A UNO MISMO DISUELVE LA TOXICIDAD
Actuar este cambio, el aprendizaje de enfocarse internamente y aprender la expansión del amor propio, el amor a uno mismo y la sanación consecuente, entregándonos a este proceso, es esencial para el verdadero crecimiento y felicidad.
Nos damos cuenta de esa dependencia que con fuerza nos lleva a lo que nos daña, entonces, momento a momento, podemos aplicar las facetas. Así como podemos pensar en la "atracción fatal", podemos pensar una faceta, que es un pensamiento que vibra en una frecuencia elevada de amor. Y poco a poco, en este darnos cuenta y en la elección que conlleva a la acción, la faceta va limpiando el sistema nervioso y va quedando a la luz la necesidad emocional que con la adicción estaba tapada, y al sentir la emoción, la sensación, como se siente de verdad, comenzará a abrirse camino el cauce del movimiento de esa carga emocional, ya sea en llanto, en tristeza que habla, fluyendo su carga y liberando el pasado. Y así es como podemos comenzar a vibrar, en el momento presente, en amor.
Abrazamos el Sistema Isha, un método simple pero poderoso que transforma vidas en todo el mundo. A través de libros, películas y Centros de Retiro, Isha ofrece herramientas para el crecimiento personal y la sanación. El Sistema Isha enfatiza la importancia de amarse a uno mismo incondicionalmente, de romper con los patrones dañinos y fomentar relaciones genuinas y saludables.
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