Diciembre es uno de los más bellos meses de nuestro calendario, en el que envuelto en el frío invernal, embelesa a nuestros sentidos a vivir y recordar todo lo propio de estas fiestas navideñas y cuanto más se acerca esta fecha, hay gran algarabía en las calles y el hogar con las compras, los regalos e ir preparando todo lo que es muy nuestro, esas bellas tradiciones, tan propias y que desafortunadamente algunas ya se han estado perdiendo; empezamos ya estas tradiciones en el hogar con ese rinconcito donde hemos puesto el nacimiento con la representación de Jesús, María y José, y hasta donde llegan al portal de Belén los humildes pastorcitos, llevando hermosos presentes al Rey de Reyes, no falta que al estar arreglando el nacimiento se haya roto alguna patita del borreguito o parte de una pieza de lo que compone el nacimiento, esto se vive cada año en cada hogar, cuando ponemos también parte de nuestro campo con el musgo que resplandece en su colorido verde, las tunitas, la paja de trigo en el pesebre y que decir de la gobernadora, esa planta con su aroma tan delicado y peculiar que está presente también en los nacimientos tradicionales, esas plantas que son elementos vivos y que proceden de nuestro suelo campirano.
Los árboles navideños también despiertan nuestros sentidos con sus coloridas esferas y resplandecientes luces, que hacen una delicia a la vista de chicos y grandes.
Mañana es 16 de diciembre y con él las tradicionales posadas entre vecinos, que nos recuerda a los santos peregrinos María y José, pidiendo posada previo al nacimiento del niño Jesús; las posaditas son tan esperadas, sobre todo donde hay niños, porque casi siempre después del rosario hay piñata con dulces, frutas y colaciones, además de su respectivo bolo. Por supuesto, los anfitriones en la medida de sus posibilidades ofrecen a las visitas alimentos propios de estas fechas, como son tamales, buñuelos, atoles, ponches y café. Todo acompañado de la alegría de los villancicos, con el sonar de los panderos y cascabeles, que hacen esta música tan alegre y peculiar en estas fiestas navideñas.
A continuación, invito a todos mis estimados lectores que en estos días previos a la navidad, nos despojemos de todos nuestros sentimientos negativos, como el odio, el rencor, y que todo se vuelva amor, fe, esperanza y caridad, para que preparemos nuestro corazón con estos bellos sentimientos de amor al prójimo y que serán el mejor regalo. Visitemos también a nuestros familiares y amigos que hace mucho no vemos, hagamos esas llamadas telefónicas con esos seres importantes en nuestra vida, en quienes hemos pospuesto decirles cuánto les queremos, quitémonos de vanidades y vivamos con sencillez, que nuestro corazón sea limpio de sentimientos, demos a ese niño de la calle y a todas las personas que menos tienen, un poco de amor y de atención, apoyo económico de ser posible, y sobretodo pidámosle a Dios nuestro Señor porque cesen las guerras entre los países hermanos, que florezca el amor y la unidad, el respeto y la fraternidad en toda la humanidad, para que todos unidos hagamos un gran regalo para entregar al niño Jesús, Para que en esta navidad, que en pocos días habrá de llegar, sea una navidad feliz, para todos.
A continuación, comparto con ustedes esta bella poesía relacionada a la navidad de autor anónimo:
La magia de la Navidad
"Ya es diciembre con su suave brillar,
sus noches estrelladas y su frío al llegar.
El viento murmura historias de antaño,
de un niño en un pesebre y un amor tan humano.
Las calles se visten de luz y color,
campanas resuenan con cálido ardor.
Los rostros reflejan un dulce calor,
es tiempo de sueños, de paz y de amor.
El árbol se erige en el rincón del hogar,
sus ramas abrazan deseos al azar.
Las esferas reflejan la vida en su andar,
y la estrella en la cima nos guía al soñar.
Los niños esperan con ansias jugar,
sus risas contagian la fe al despertar.
Mientras los mayores, en honda reflexión,
agradecen la vida con el corazón.
Es tiempo de encuentros, de mirar hacia atrás,
de sanar las heridas, de volver a empezar.
De abrir nuestros brazos, de dar sin pedir,
de encontrar en el otro la razón de vivir.
El espíritu brilla en cada rincón,
recordando el mensaje de aquella ocasión.
Que la paz y el amor sean nuestra misión,
no solo en diciembre, sino en cada estación.
Porque la Navidad no es solo un lugar,
es un estado del alma, un querer abrazar.
Es ser luz en la sombra, un consuelo en el mal,
es creer que el mundo aún puede cambiar.
Así, bajo el manto de esta noche estelar,
prometamos vivir con más humildad.
Y que el eco de esta mágica Navidad,
resuene en nosotros por la eternidad."
Vivamos con entusiasmo nuestras tradiciones navideñas.
"Comunicar es servir".