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Vientos tiránicos surcan en México

JOSÉ SANTIAGO HEALY.-

La reforma judicial impulsada por el gobierno de Morena está llegando a extremos pocas veces vistos.

Una reforma que destila odio, rencor y venganza por parte del régimen de Andrés Manuel López Obrador ha comenzado a escalar a niveles de riesgos enormes para México.

Todo empezó con las elecciones del mes de junio cuando Morena y aliados obtuvieron una aplastante victoria sobre sus contrincantes que llevó al gobierno anterior a emprender una conspiración para alcanzar la mayoría calificada en el mes de septiembre.

Esto ocurrió gracias a que dos senadores electos del PRD dejaron al partido que los apoyó en los comicios para brincarse campantemente a Morena a finales del mes de agosto.

Días después en una extraña maniobra, el senador veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez, panista de cepa, abandonó a la coalición del PAN-PRI-PRD para sumarse a Morena y respaldar la aprobación de la controvertida reforma judicial.

En el sainete participó Miguel Ángel Yunes Linares, padre y suplente del senador Yunes Márquez, además de gobernador de Veracruz del 2016 al 2018. Trascendió que el voto por la reforma fue a cambio de impunidad ante procesos judiciales que pesan sobre los Yunes.

De inicio, pues, la aprobación de la reforma judicial ocurrió en un contexto por demás cuestionable y poco ético. Las reformas constitucionales de energía y de educación en tiempos del presidente Enrique Peña fueron controvertidas, pero no llegaron a tales extremos.

Una vez aprobada la reforma en las cámaras de Diputados y Senadores, continuó un mes después la campaña nacional para denigrar y humillar a los integrantes del poder judicial, ahora comandada por la nueva presidenta Claudia Sheinbaum.

No se alcanza todavía a comprender la necesidad de elegir por la vía del voto popular a más de 1,600 cargos judiciales, entre ellos ministros de la Suprema Corte, consejeros de la Judicatura Federal, magistrados del Tribunal Electoral Federal, magistrados de circuito y jueces de distrito.

Se realizará una elección en el 2025 con los puestos principales del poder judicial y una segunda en el 2027 que serán organizadas por el Instituto Nacional Electoral y que según especialistas tendrán un costo mayor a los recientes comicios presidenciales.

En el poder judicial mexicano, como en todas las instancias públicas, existe corrupción pero no es válido culpar a jueces, magistrados y ministros de los grandes problemas del país como se ha hecho creer desde el gobierno morenista.

La inseguridad, por ejemplo, se deriva principalmente de la ineficiencia y corrupción de policías, ministerios públicos y fiscalías, es decir del poder ejecutivo tanto a nivel local como federal.

La reforma judicial, pues, difícilmente logrará frenar la corrupción como tampoco los índices de violencia e impunidad en México y menos a través de la elección de juzgadores que de acuerdo a los requisitos no tendrán la experiencia ni el nivel de conocimientos deseados.

Para extender la cruzada autoritaria e impositiva del gobierno morenista y anexos, se aprobó el pasado miércoles en la Cámara de Diputados la reforma para blindar los cambios constitucionales de la mayoría.

La llamada "supremacía constitucional", nombre que espanta a cualquiera, impedirá que se presenten controversias, acciones de inconstitucionalidad y juicios de amparo para impugnar las reformas y adiciones a la Constitución.

En otras palabras, el Congreso ahora dominado por Morena y aliados, se convierte en el amo y señor del país, desde luego operado por la presidenta Sheinbaum y el ex presidente López Obrador.

¿Imagina usted el escándalo que habría armado Andrés Manuel si esta acción de corte dictatorial se hubiera aplicado en los sexenios del PRI o del PAN?

Lamentablemente estas reformas constitucionales no impactan por el momento al pueblo mexicano, quien ha estado por demás ausente y lejano de la ola legislativa gandalla de quienes ostentan la mayoría calificada.

Imponer por la fuerza y no por la razón los cambios en este país no augura nada bueno, por el contrario vendrá el desánimo y la desesperanza a la vuelta de los años cuando nos demos cuenta que la reforma judicial no sirvió para nada.

Pero en el pecado llevarán la penitencia, los excesos de poder y de venganza se pagarán tarde que temprano.

NOTICIA FINAL…

Faltan escasos días para conocer el desenlace de las elecciones en Estados Unidos, en las últimas semanas los sondeos se han inclinado a favor de Donald Trump, sin embargo, los demócratas hacen hasta lo imposible para atraer votos a favor de Kamala Harris. No se descarta una disputa postelectoral como ocurrió en el 2020.

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Escrito en: Actitudes Columnas Editorial José Santiago Healy

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