Han transcurrido cuatro días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y todavía se siente el eco de las consignas, los gritos y la rabia que reflejan que aún estamos lejos de vivir en una sociedad con igualdad.
El grito al unísono de las miles de mujeres que marcharon en La Laguna en pro de una justicia invisible, cobra mayor sentido después de las semanas de violencia a la mujer que hemos vivido con feminicidios y asesinatos.
Pero además, un día en que reivindicamos nuestros derechos debe tener eco más allá de una marcha, que por fortuna, se ha convertido en el espacio y lugar idóneo para protestar y para reafirmarnos, no obstante las vallas y las críticas de a quienes solo les importa el estado de las calles y los edificios.
Pero hablemos del simbolismo del 8 de marzo. El sentido del Día Internacional de la Mujer se vive también cuando recogemos a nuestros hijos e hijas de la escuela, ahí afuera del plantel a las 2:30 o 3:00 pm, cuando sólo te queda tiempo de subirlos al coche, darles algo de comer y regresar a trabajar.
Se vive cuando esas niñas, niños y jóvenes esperan más tiempo que otros, porque sus papás trabajan más horas al día.
Esta fecha es también un símbolo de agradecimiento a todas aquellas que nos ayudan a cuidar de nuestros hijos, que los alimentan, los transportan hasta que, quienes trabajamos, podamos llegar a recogerlos.
Ese simbolismo se vive cuando tu hija o tu hijo se enferma y debes salir del trabajo para llevarlo al médico, se vive cuando muchas mujeres hacen milagros con el mandado que compran, la comida que preparan, buena o mala, pero que construye una sazón que se vuelve cultura.
El simbolismo es recordar a mujeres cuya huella se vuelve imborrable, porque alimentaron y cuidaron a generaciones enteras, transmitieron sus métodos para cocinar, para quitar el frío y hasta la tristeza.
Es un agradecimiento a las trabajadoras de las guarderías, centros educativos, a las hermanas, tías, abuelas que están ahí para proteger a las infancias.
El simbolismo se vive cuando enfrentas la doble jornada porque decidiste ser una mujer que emprende y que tiene retos profesionales, pero que no debe abandonar las tareas del hogar. Porque al final de la jornada laboral, el día no terminó en casa. Una vez leí que, de acuerdo con ONU Mujeres, faltan 286 años para alcanzar una igualdad de género en el mundo.
Esto se vive cuando sabemos que las mujeres, en general, ganan salarios casi 40 % menores que los hombres, son más las mujeres estudiando una carrera profesional, pero son menos las que llegan a puestos gerenciales.
Se vive cuando sabemos que a las escritoras las ha costado más tiempo ser publicadas y consideradas en el mapa editorial que a los hombres.
El simbolismo del 8M no se apagará ni este mes ni el resto del año.
X: @Lavargasadri
