La llamada "guerra de los aranceles" que inició el presidente Donald Trump el pasado mes de enero continúa su marcha, pero aún no queda claro el alcance que tendrá por parte del gobierno norteamericano.
Son constantes y en ocasiones furiosas las amenazas del inquilino de la Casa Blanca de aplicar aranceles del 25% a los productos que Estados Unidos importa de México y Canadá, sin embargo solo se han concretado los casos del acero y aluminio que entrarán en vigor el próximo 12 de marzo.
En los últimos días Trump y su equipo emitieron las más diversas declaraciones incluyendo la posibilidad de que los aranceles contra México se apliquen hasta el mes de abril y que sean anunciados durante marzo próximo.
Es un hecho que el mandatario norteamericano desea obtener más y más resultados además de concesiones por parte de sus vecinos en los temas de migración y narcotráfico, especialmente en lo que se refiere al fentanilo.
Ya lo dijo recientemente Trump al referirse a las acciones en contra del fentanilo: "no estoy satisfecho con los resultados obtenidos por México y Canadá".
Trump obtuvo avances importantes en cuanto a la migración, más de diez mil elementos de la Guardia Nacional de México vigilan la frontera norte al tiempo que las autoridades vecinas destacaron miles de soldados a lo largo de la línea divisoria entre los dos países.
Esto frenó de tajo el flujo migratorio que como sabemos alcanzó niveles récord durante el gobierno de Joe Biden lo que Trump fustigó una y otra vez durante su campaña política.
¿Pero qué es lo que realmente complacería al mandatario norteamericano en este delicado tema que pareciera importarle ahora más que el migratorio?
Es probable que el presidente Trump quiera que caigan las cabezas del narcotráfico mexicano tanto en Sinaloa como en Jalisco, Guanajuato, Tamaulipas, Michoacán y Baja California, donde los carteles han establecido un control y poder impresionantes.
Desde luego esta batida tendría que incluir el arresto de políticos y líderes del sector económico que se han coludido con el narco y que, salvo escasas excepciones, han pasado desapercibidos.
Esta semana el gobierno mexicano inició una política más agresiva para negociar un mejor acuerdo con el régimen trumpista, es un hecho que el plazo de treinta días es insuficiente para obtener los resultados esperados por Estados Unidos.
Varios secretarios de estado, entre ellos el de Defensa, Ricardo Trevilla; el de Seguridad, Omar García Harfuch; el de Marina, Raymundo Pedro Morales, el fiscal general Alejandro Gertz y el canciller Juan Ramón de la Fuente, se reunieron este jueves con el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio.
Escribimos este artículo antes del encuentro en donde seguramente los funcionarios mexicanos intentarán convencer a su contraparte que ahora sí se combate de frente al crimen organizado en territorio mexicano.
Se afinarán también mecanismos de cooperación que hasta el momento han sido muy útiles, los drones espías que Estados Unidos ha enviado a México han detectado un buen número de laboratorios de fentanilo.
La tecnología ha llegado a tal sofisticación que desde los drones se pueden identificar a los laboratorios gracias a los fuertes olores que emiten por los componentes químicos utilizados en la elaboración del fentanilo.
El secretario de Comercio, Marcelo Ebrard, no quiso quedarse atrás y también viajó a Washington para seguir con sus negociaciones, el ministro ya no tiene el poder que ostentó como canciller pero sus conexiones son todavía valiosas, por ejemplo con Jared Kushner, el yerno de Trump quien fue clave en la relación con López Obrador.
Si las pláticas avanzan es posible que en un futuro próximo la presidenta Claudia Sheinbaum viaje a Washington a entrevistarse con su homólogo para anunciar un gran acuerdo entre ambos países.
Pero el camino por recorrer es todavía escabroso y está lleno de piedras, en esta ocasión no será fácil convencer a Trump porque los resultados son hasta el momento raquíticos e inconsistentes.
Habrá que estar muy pero muy pendientes.
NOTICIA FINAL…
Ya podemos dormir tranquilos en México, a partir del 2030 según propuesta constitucional aprobada y del 2027 a decir de la líder de Morena, Luisa María Alcalde, se acabará el nepotismo en los puestos de elección popular. Falta saber que pasará con los nombramientos de parientes en oficinas públicas donde históricamente los funcionarios meten a sus esposas, hijos, suegros, cuñados y sin faltar los compadres.