
Ramón Sotomayor / EL SIGLO DE TORREÓN
Un rostro en una pared llama la atención sobre la avenida Tercera de la colonia Eduardo Guerra.
Es la imagen de un joven con playera blanca y un collar plateado colgando del cuello, quien sostiene su teléfono celular y muestra su sonrisa con brackets como si estuviera frente a un espejo. El mural hace pensar en la vida que al personaje le quedaría por delante, pero en uno de los costados interrumpe un moño negro en señal de luto, mientras que del otro se puede leer la leyenda: “Alexander Delgadillo. 20/05/07-16/02/25”.
Alexander tenía apenas 17 años cuando en la madrugada del pasado domingo 9 de febrero, tras una discusión, fue atacado en ese barrio por dos sujetos, quienes le ocasionaron heridas severas en el abdomen y tórax con armas blancas. Se le trasladó de inmediato a la Cruz Roja de Torreón. Allí fue operado, pero los daños en su cuerpo le ocasionaron coma y exigieron una atención médica de mayor escala. Así se le internó en el Hospital General de Gómez Palacio, donde logró despertar por un momento, pero finalmente falleció en las primeras horas del domingo 16 de febrero.
Fue un día de mucho dolor para la familia. En especial para su primo, Arpek OG (Ernesto Torres Delgadillo), un artista de rap que no dejó de estar al pendiente mientras Alexander estuvo hospitalizado. Con el celular en mano, mantenía al tanto a sus contactos de redes sociales sobre la situación. Pedía que se emitieran oraciones por su salud, por si algún ser en el cielo lograba leerlas y apiadarse, organizaba rifas e incluso llegó a recibir ayuda de otros colegas que ofrecieron donar las regalías de su arte.
Aquel domingo, cuando el corazón de Alexander se detuvo, Arpek OG escribió en su perfil de Facebook que lo único que quería era verlo despertar, cargarlo como cuando nació y decirle que lo quería. Luego compartió un video donde Alexander era apenas un niño: “Perdón por no haber sabido cuidarte ni ser el mejor ejemplo, chiquitín”, se leyó en la publicación. Más tarde, durante el velorio, cuando las lágrimas corrían hacía el sur de sus mejillas, Arpek OG tuvo la idea de realizarle a su primo un homenaje a través de un mural.

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Alexander reclamó a uno de los presentes un dinero que le debía y tras una discusión fue agredidoMural en la Avenida Tercera
Para la obra pictórica, Arpek OG confió en el experimentado artista de grafiti Pinto Y Me Voy (Juan Ismael Ramírez Zapata), quien ya ha pintado post mortem a otros personajes como la cantante de cumbia Susana Ortiz.
La pared elegida fue en los altos de la miscelánea Rosaura, el negocio de la familia ubicado en la avenida Tercera de la Eduardo Guerra, sobre una superficie de bloc con dimensiones aproximadas de tres por cuatro metros. Los trabajos con brocha y aerosol comenzaron el pasado lunes 24 de febrero y concluyeron ese mismo día.
“Se me vino la idea. El día que estábamos velando a mi primo se me vino la idea. Dije: ‘Voy a buscar quien haga un mural’. Al día siguiente de que mi primo falleció, le mandé mensaje a Pinto Y Me Voy para ver cuándo podíamos trabajarlo. En la semana en que falleció no se pudo, pero el lunes de la semana pasada ya se prestó”, indica Arpek.
Arpek OG y Pinto Y Me Voy han citado a El Siglo afuera de la miscelánea. Falta poco para el mediodía y el calor ya comienza a sentirse en la región. El mural es un homenaje a la vida del joven, aseguran los artistas. Arpek aprovecha para sacar un par de botellas con agua de la tienda, las ofrece, y se quita la gorra cada vez que nombra a su primo.
“Es una manera de homenajear la vida de mi primo hermano, de representar el amor y el cariño que en la casa le teníamos todos, en general, en la familia. Es el más chiquito de todos mis primos, tenía 17 años y de alguna manera somos conscientes de que le faltaba mucho por vivir. Y pues qué mejor que tratar de homenajearlo de esta manera. También estoy viendo la manera de hacerle su canción”.
Cuando se le encarga este tipo de trabajos, Pinto Y Me Voy suele pedir una fotografía de rostro completo de la persona fallecida, en buen formato, para apreciar y trasladar todos lo detalles posibles hacia la pared. No obstante, en esta ocasión, la familia eligió una fotografía de Alexander donde posa frente al espejo con su teléfono celular.
“Fue la foto que más nos agradó a la familia, por su sonrisa. Por lo regular, él en sus demás fotos, si bien o mal salía sonriendo, como que su semblante estaba muy serio. Entonces, en esa foto se nos hizo una sonrisa muy sincera, muy natural”.
Entre las técnicas empleadas Pinto Y Me Voy en esta obra, destaca el desvanecido con cinco tonos diferentes de piel, para darle una apariencia más cercana al realismo. El artista presta suma importancia a los ojos, la nariz y la boca, pues afirma que son elementos que sirven para medir distancias y ajustar detalles. Con el aerosol traza y revisa la imagen original, erra y acierta hasta llegar al punto deseado.
Entonces, ¿por qué la gente quiere recodar a los suyos a través de una pared? Pinto Y Me Voy responde que quizá los familiares desean expresar su cariño más allá de tener una fotografía en casa de quien se ha ido, que todos vean el mural, que sientan el amor que se tenía por esa persona y que la recuerden al pasar. Por su parte, Arpek celebra que el mural sea muy similar a la fotografía original de su primo y comparte la emoción que su tía, la mamá de Alexander, sintió al estar frente a él.
“Le quedó igualito. Cuando mi tía lo vio, olvídate, fue mucha emoción la que tuvo. Me hubiera gustado que Pinto Y Me Voy hubiera visto a mi tía, con la emoción que le dio de haber visto a su muchacho, porque quedó igualito; no hay nada de diferencia entre la foto y la pintura”.