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YAMIL DARWICH

Somos lo suficientemente inteligentes para saber qué tanto son los animales?" Esa pregunta la hizo Frans de Waal, -1948-29024- investigador neerlandés, etólogo y primatólogo recientemente fallecido. Él también comentó: "casi todas las semanas hay un nuevo hallazgo con respecto a la cognición animal".

En la escuela aprendimos que nos diferenciamos de los animales al definirnos como "racionales", porque pensamos y tenemos capacidades intelectuales superiores. Desde luego que poseemos un cerebro más desarrollado; sin embargo, al parecer, ese órgano del sistema nervioso, también nos ha despertado deseos y sentimientos que nos transforman en los mayores depredadores de la naturaleza.

Seguramente estará de acuerdo conmigo y, para ello, nos basta ver la destrucción que estamos causando en el planeta que, a decir de algunos expertos, pudiera ser la causa de nuestra perdición, con la desaparición de todas las especies vivientes que nos precederán en la extinción "sin deberla ni temerla".

Solamente nosotros matamos sin real justificación; los animales "no racionales" lo hacen para comer o defenderse; los humanos declaramos guerras para atender nuestros intereses egoístas y mezquinos, buscando generarnos poder; entre los animales no existe esa voracidad, solo en algunos tipos de primates se ha visto que atacan para desplazar a otros de su especie y en el caso lo hacen por requerir del espacio y alimentos que consumen sus opositores. Un caso interesante lo muestran las hormigas guerreras que atacan coordinadas y sin detenimiento.

Así, como esos ejemplos, existen otros que podemos utilizar para compararnos con los otros seres pertenecientes del reino animal; la pregunta es: "¿de verdad somos la culminación de la creación de la naturaleza?

Somos depredadores sin real sentido lógico y no solamente nos agredimos entre iguales, también atacamos a quienes llegan a parecernos amenazantes en nuestro entorno.

Pensemos en los animales domésticos agredidos por energúmenos o cuando los vamos a buscar a su hábitat para saciar nuestros instintos criminales. ¿No pasa eso con los cazadores que lo hacen por simple placer?

Hasta hace unos años la biología enseñaba que somos diferentes por tener conciencia y con ello, de alguna manera, encontrábamos justificación para agredirlos y/o simplemente desatenderlos; sin embargo, ahora, estudiosos -caso del finado Waal- nos hacer ver que no somos los únicos poseedores de ese don natural, aunque nosotros lo deformamos con reflexiones filosóficas rebuscadas. Recuerde a los conquistadores de América, que inicialmente creían que los aborígenes carecían de alma, de conciencia; de ahí su justificación para matarlos sin temor de "cometer pecado".

Ahora, aparecen cuestionamientos sobre nuestro mal actual contra el reino animal y quienes critican nuestra agresividad se basan en descubrimientos que los científicos van realizando.

Ellos, han encontrado que en todos existen sensaciones y sentimientos que antes les negábamos, inclusive el dolor físico, no se diga el emocional… ¿psicológico?

Sé que existen diferentes explicaciones neurofisiológicas sobre los deseos, sentimientos y sensaciones, llevándonos al simple plano físico; sin embargo, ahora ya no se consideran suficiente excusa para justificar nuestra mala disposición y hasta agresividad hacia los animales.

Permítame citarle algunos hechos reales:

Se ha observado a los elefantes llorar ante la muerte de un compañero; tienen una memoria prodigiosa, saben usar herramientas y solucionar problemas. No por nada decimos "tiene memoria de elefante" y eso significa que poseen recuerdos, para lo que es necesaria una conciencia previa.

Los primates -chimpancés y orangutanes- nuestros "primos cercanos", llegan a desarrollar un vocabulario de hasta 200 palabras y construyen oraciones completas. Han referido dolor emocional a sus entrenadores.

Los cuervos son reconocidos por la manera de utilizar herramientas y almacenar comida; su inteligencia la hemos aprovechado para enviar mensajes y hacer películas de terror. Recuerde la historia de Noé y su arca.

Las aves y los peces tienen sistemas de comunicación aún no comprendidos plenamente: los delfines sobresalen en memoria y relación, particularmente amigables con el hombre, hasta salvan vidas. Se conocen sus medios de comunicación a través de sonidos guturales que viajan a través del agua y a grandes distancias.

Algunos insectos, como las mariposas monarca, conocen la ruta de sus viajes de emigración sin tener antecedentes. Hablan del magnetismo polar orientador, ¿será?

Dejé al último a los caninos domesticados, que se han ganado el afecto y cariño humano por sus acciones; no por nada decimos "leal como un perro". Los detonadores de cuetes, ofendiéndolos, reviven nuestra irracionalidad arcaica.

Seguimos siendo despiadados con los animales y es conveniente pensar en los porqués de nuestros actuares, más allá de señalar a los enfermos mentales que les martirizan y sacrifican con crueldad extrema. Las autoridades: ¡inútiles!

Lo invito a que reflexionemos en el tema y busquemos el cambio de actitud personal y social hacia todos los animales; al final, quedará el crecimiento emocional y los actuares que influirán en la superación ante nuestros malos sentimientos, cambiándolos por buenas acciones. ¿Acepta?

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