(DANIELA CERVANTES)
En las faldas del Cerro de la Cruz en Lerdo se ubica una pequeña estación de bomberos. Ahí están ellos, los hombres de corazón de fuego, cuya pasión por ayudar, los hace renunciar a aspectos de su propia vida para ponerse al servicio de la ciudadanía.
Hace apenas unos días atendieron el llamado de un incendio de gran magnitud en el sitio para acampar conocido como "La Isla" ubicado en Villa Juárez. Por fortuna, según reportó este mismo diario, lograron controlar las llamas y como saldo hubo sólo una cabaña consumida a cenizas y una extensa área de maleza quemada.
Ellos no descansan. No pensaron, por ejemplo, en la fiesta de fin de año. Yo pensé en ellos porque el pasado domingo justo el día que ocurrió el siniestro antes mencionado, manejaba cerca de la estación y los vi subirse a la pipa, después, al leer la noticia, supe lo que había pasado en "La Isla".
Al otro día de ese siniestro los busqué en esa pequeña estación que apenas durante el 2024 recibió una inversión de 7.2 millones de pesos para ser remodelada, junto con las instalaciones de Protección Civil del Municipio.
Al llegar al sitio los albañiles que trabajan en la obra me dijeron que los bomberos no estaban, que hace rato que habían salido a atender un reporte. Por irme estaba, cuando los observé llegar arriba de una pipa.
Me presenté, y ellos aceptaron hablar con este diario sobre la labor que realizan.
El primero en compartirnos algo de su trabajo fue Yeshua Israel. Tiene 28 años de edad y contabiliza uno siendo parte del equipo de Bomberos de Lerdo. "Siempre dije que cuando fuera grande sería bombero. Siempre me ha gustado servir y ayudar a la gente".
Para serlo, comparte, se necesita mucha disciplina, dedicación y poseer el don de servicio. Dice que el oficio del bombero, es uno muy noble, porque su misión es ayudar al prójimo.
Israel es dicharachero y muy sonriente, se nota que disfruta enfundarse en su traje amarillo y sentir que pudo ayudar a alguien. No basta sólo con soñar en ser bombero, también, dice, hay que prepararse. Ellos por ejemplo, regularmente hacen cursos y se capacitan para estar preparados frente a cualquier llamado.
Para él todas las llamadas de emergencia tienen su grado de dificultad, ya sea sofocar un incendio o bajar a un gato de algún árbol, para toda situación, expresa, deben estar preparados.
"Nuestra directora Isabel Macías se ha encargado de acercarnos a los cursos y a las capacitaciones para mejorar cada día. Gracias a ella estamos capacitados para enfrentar cualquier tipo de servicio".
Lo que más disfruta de su labor, comparte Israel, es sofocar incendios en casa habitación, también, dice, buscar a personas extraviadas. "Lo que me encanta hacer es ayudar".
Aunque por ahora se resguardan en un pequeño cuarto donde todos los días esperan a ser solicitados, sabe que pronto podrán contar con un edificio de "primer nivel" que los ayudará a mejorar su servicio.
Informó que actualmente cuentan con dos pipas y dos camiones de ataque rápido para atender a la ciudadanía las 24 horas los siete días de la semana.
"Nosotros cumplimos turnos de 24 por 24. Aquí no descansamos, no tenemos días inhábiles. Aquí estamos siempre para salvaguardar a la ciudadanía de Lerdo", finaliza con una sonrisa.
SERVIR A LA SOCIEDAD
El segundo bombero que nos comparte su historia es Miguel Ángel, tiene apenas 23 años de edad. Y me dice que primero intentó ser parte del Ejército Mexicano, la otra opción era ser bombero porque, expresa: "me gusta cuidar a la ciudadanía. Me gusta estar al pendiente y saber que puedo ayudar a una persona".
Aunque apenas contabiliza 10 meses en la fila de los bomberos, identifico que Miguel Ángel tiene una alta capacidad de servicio.
Disfruta saber que ayudó a alguien, porque, me comparte, "regularmente la gente te lo agradece, te da un abrazo, o te dice muchas cosas bonitas. Te da mucha alegría saber que pudiste salvar una vida, o hasta los bienes de las personas, porque no solamente intentamos salvar a la gente, también intentamos de que no pierdan sus bienes materiales".
De los primeros llamados que atendió, Miguel Ángel recuerda el día en que arribaron a una casa habitación donde había un tanque de gas que según un sonido que expulsaba era propenso a explotar. Por ello reaccionaron rápido en sacarlo y aventarlo al canal, que por fortuna, dice, llevaba agua. Ese día nadie salió herido y lograron frustrar una catástrofe.
Otro hecho que recuerda fue cuando atendieron el derrumbe de una casa. Al llegar les dijeron que había personas adentro, por eso ingresaron, en un momento se les vino una pared encima. "Ahí supe que también nuestra vida corría riesgo".
Para esos casos, indica, primero está la seguridad de la gente, pero también, dice, los capacitan para evaluar la situación y no ponerse ellos también en riesgo.
"Está primero la ciudadanía y luego nosotros, pero también nuestros mandos nos dicen que evaluemos y si es mucho el riesgo que hasta podamos perder la vida, optemos por salvarnos, para evitar tener dos cuerpos sobre la mesa".
Al final, ese día, todo resultó en una falsa alarma porque no había gente dentro de la casa, sólo estaban las mascotas que también, me dice el bombero, tienen la obligación de poner a salvo.
Porque no solamente atienden reportes de fuego, también acuden a salvar animales en peligro, o a controlar especies peligrosas como serpientes o alacranes. Asimismo atienden choques o atropellados.
"Puedo decir que ser bombero es el oficio más noble porque nosotros no buscamos que las personas nos den dinero, sólo las atendemos si se encuentran en peligro".
Y aunque sabe que ellos no pueden disfrutar de ciertas fechas especiales como el resto de los ciudadanos, también está consciente de que ejerce una labor importante, y que está dispuesto a realizar sacrificios con tal de servirle a la gente.
Cuando le pregunté qué significaba para él ser bombero, apenas y pudo responderme que era un honor, porque el radio que traía en la bolsa de su camisa comenzó a sonar, era el reporte de un incendio de maleza rumbo a la comunidad del Huarache.En ese momento yo apagué la grabadora y dos de ellos debieron dirigirse a apagar, pero el fuego.
UNA PALMA Y MALEZA EN LLAMAS
Me subí con Roberto y Marco Antonio a una pipa. El llamado se dio cerca de las cinco de la tarde. Circulando por la carretera rumbo al Huarache alcanzamos a observar las llamas.
Dijeron que se trataba de una palma, que esas pronto se prenden y que por eso el fuego alcanza distancias altas. Marco Antonio va al volante, y Roberto ya va colocándose el casco y tomando el conector rápido, un accesorio que se adapta a la manguera de la pipa para que el agua salga a presión.
Los dos de inmediato descienden, Roberto es el que se encarga de dirigir el agua. En el camino me di cuenta de que es un hombre de pocas palabras, pero ya en acción supe que le apasiona su oficio.
Con maestría sofocó el incendio que pudo resultar mayor si no se controlaba a tiempo. Por fortuna no pasó sólo de un humadero.
Luego de quitarse la chamarra y el sudor de la cara, Roberto me dice que el humo ya era sólo vapor, y que la hierba, era seguro, ya no volvería a prender.
Marco Antonio enrosca la manguera y se pone de nuevo tras el volante de la pipa. Vamos de regreso. Ya van a dar las seis de la tarde y me dicen que no han comido.
Ya en la estación, el tímido Roberto reafirma lo que mis ojos vieron, le apasiona ser bombero."Me gusta todo de ser bombero. Es un oficio muy noble".
Tiene 48 años de edad y hace apenas un año que se unió de nuevo al heroico equipo de bomberos, antes ya había estado, y regresó, porque ahí, en esta pequeña estación y arriba de la pipa o del camión de ataque rápido, me queda claro, Roberto le encuentra sentido a su vida.
Los cuatro elementos que conocí esa tarde están por compartir los alimentos que ellos mismos cocinan, me invitan a quedarme, les agradezco y los dejo disfrutar de un descanso, que durará, pienso, hasta que vuelva a sonar el radio.
Actualmente son 16 elementos los que conforman el Heroico Cuerpo de Bomberos de Lerdo, 16 hombres siempre atentos al llamado de emergencia, 16 hombres de corazón de fuego.