A la memoria de Juan Pedro Viqueira Alban, colega del Colmex.
Ni la carta de "El Mayo" ni la respuesta de la presidenta abordaron el pacto de impunidad entre élites políticas y organizaciones criminales.
En la primera carta de Ismael "el Mayo" Zambada (agosto de 2024) culpó al gobernador de Sinaloa de haberlo convocado a la reunión donde lo secuestraron. En la segunda no señala a ninguna persona; enarbola la bandera de los derechos humanos y solicita al gobierno mexicano que lo defienda, lo repatrie y evite que lo condenen a muerte. Lanzó dos advertencias: si no lo atienden colapsarán las relaciones bilaterales y Estados Unidos podría secuestrar a "políticos y funcionarios mexicanos".
Al día siguiente la presidenta dijo que revisarán el caso porque el secuestro afecta la soberanía. Desechó la posibilidad de un "colapso" y guardó silencio sobre el posible secuestro de "políticos y funcionarios". Este martes 25 de febrero el fiscal general de la República explicó que desde hace meses pidieron la extradición, que ya insistieron cuatro veces pero que Washington no responde.
La presidenta insistió en que defenderá la soberanía mexicana mientras sigue el diálogo y la colaboración con Estados Unidos en materia de seguridad. Guardó silencio sobre lo que haría si Estados Unidos sigue cabalgando en el unilateralismo y envía, por ejemplo, a mercenarios para secuestrar a algún capo o gobernador.
La carta y las declaraciones presidenciales produjeron revuelo en México, desdén del gobierno de Estados Unidos e indiferencia en los medios de aquel país (sólo merecieron unas notas en AP, Reuters y AFP). El vacío es lógico porque ni la presidenta ni el capo abordaron uno de los mandamientos de la nueva Doctrina Trump: los "cárteles tienen una alianza con el gobierno de México".
Entretanto, continúan algunos cambios en la política federal de seguridad. Siguen atendiendo las causas a través de los programas sociales, pero añadieron una oleada de detención de detonadores de violencia, avanzan en la consolidación de la Guardia Nacional y replican la experiencia capitalina fortaleciendo las capacidades de investigación e inteligencia y coordinándose con otras dependencias gubernamentales.
Un segundo cambio es la modificación del lenguaje y la actitud hacia los periodistas de medios independientes. Por ejemplo, en la mañanera del viernes 21 de febrero, la presidenta concedió la palabra a cinco funcionarios e inmediatamente después cedió el micrófono a Claudia Guerrero, la periodista de Reforma para que hiciera las preguntas sobre el tema de esta columna. Reforma, por cierto, fue diana para las invectivas del mandatario previo.
¿Cuánto durará la calma chicha? ¿Cuándo abordarán el pacto de impunidad entre gobernantes y criminales? Nuestra historia está llena de evidencias sobre la manera en que gobernantes han tolerado, auspiciado y beneficiado a criminales. Sería un buen ejercicio elaborar un listado con los principales narcopolíticos y narcogobernantes del PRI, del PAN, del Verde y de Morena.
La situación llegó a un punto crítico porque la política de Andrés Manuel López Obrador aceleró el hartazgo estadounidense que ahora aflora. La actitud es farisaica, pero Estados Unidos tiene el poder para actuar unilateralmente. El hecho es que el anterior presidente apostó por atender las causas creyendo que el problema se resolvería de manera natural. No fue así. La criminalidad se extendió y brotaron los indicios de una presunta complicidad de gobernadores. Entre otros, Rubén Rocha, Cuauhtémoc Blanco y Rutilio Escandón.
Las revelaciones y los operativos son inevitables, aunque desconocemos cuándo sucederán y quién dará el primer paso. ¿Será "el Mayo" Zambada quien hable y ofrezca pruebas verificables sobre su relación con los poderosos? ¿Se le adelantará Donald Trump, a quien le encantaría sacar el expediente que justifique una acción unilateral? ¿Seguirán siendo los medios de comunicación y los organismos civiles -mexicanos y extranjeros-quienes continúen regando el ágora pública con incómodas verdades? ¿O será Claudia Sheinbaum quien tome la iniciativa?
El pacto de impunidad es como una gigantesca piñata esperando ser destripada. Por ahora, el segundo texto de "El Mayo" y las peticiones oficiales de información a Washington son cartas enviadas al vacío.
