En el campo de las notas editoriales sobre nuestra vida nacional y la problemática que estamos viviendo, repetidamente se tratan los análisis de las causas, siempre mencionando a la corrupción como la fundamental, esa que lleva a la descomposición de la condición humana.
Pocas veces se escribe sobre la invasión parasitaria que ha enfermado a la política nacional; corruptos siempre han existido, en todos los tiempos y espacios político/sociales, pero en México, han llegado a la máxima expresión: ocupar los primeros planos del poder y, muy grave, erradicar al político de vocación, con preparación profesional y, ante todo, espíritu de servicio.
Esos parásitos de la política ejercen el poder que se les ha asignado para servirse y ser viles a la vista de su comunidad; no les afecta la opinión pública y, en caso extremo, saben cómo eludir responsabilidades morales con explicaciones banales; tampoco consideran el daño a la reputación de sus familias y, desafortunadamente, la vergüenza que acarrean a sus cercanos.
De ellos han escrito distintos refranes: "no me den, pónganme donde hay"; "vivir fuera del presupuesto es vivir fuera del error" y, muy enervante, han impuesto las reglas del "por ciento", que iniciaron con un diez, llegaron al veinte y ahora no tienen límites.
Con los "amigos" manejan intereses y aprovechando el puesto les ofrecen "negocios" amparados en la complicidad criminal. Siempre hay quienes desean ser presta firmas, simples testaferros, con beneficios de menor cuantía.
Los familiares de esos empoderados son cosa aparte, Usted puede recordar algunos nacionales y locales.
También hay otros personajes en la comedia del engaño: son los conocidos como "chapulines", que saltan de partido a partido, según conveniencias. Algunos han creado sus propias redes de corrupción, con seguidores sumisos que esperan les "chorree" algo de lo conseguido ilegal e inmoralmente.
Son insaciables que llegan a deformar lo ilegal en legal, proponiendo, modificando y hasta cambiando reglamentos y leyes. En este siglo XXI, frecuentemente somos ofendidos por tales inmorales.
Le propongo haga memoria de reformas recientes, las críticas desoídas y las respuestas con justificaciones infundadas y/o hasta cínicas.
Esos "chapulines" no conocen o quieren desconocer que la justificación de la existencia de un partido político está en las llamadas ideologías, que el Instituto Nacional Electoral define como: "Las plataformas electorales son propuestas de carácter político, económico y social, enarboladas por los partidos políticos nacionales en sus declaraciones de principios y descritas en sus programas de acción".
En ellas, se delinean las posturas de acción en favor de la izquierda o la derecha; del comunismo o socialismo, al liberalismo; del proteccionismo estatal a la apertura al mundo. El populismo es un formato novedoso que no acepta fronteras de definición política; pueden ser imperialistas como Trump o demagogos como AMLO.
El "chapulín", es capaz de "tragar sapos" y brincar de un lado al otro, siempre mostrándose servicial y sumiso ante sus jefes -verdaderos- de partido y hasta solícito -ofrecido- a cumplir con las tareas asignadas, por humillantes que sean; "todo sea por la chuleta", o "haciendo méritos", frases que también son utilizadas entre esos viles.
De los casos nacionales estamos sobradamente informados; como ejemplos, casi todos los líderes de MORENA, que proceden de partidos de oposición, quienes han saltado de un partido a otro, ante la menor insinuación y ofrecimiento de "hueso" -le dicen puesto-. Algunos, enunciando el mismo ideario filosófico; otros, simples sinvergüenzas y todos temerosos y susceptibles a la exposición de sus propios defectos. De nuevo recuerde casos.
La Laguna no es excepción; contamos con personajes que padecen esa enfermedad "camaleónica" y brincan del PRI al PAN, luego al PRD o MORENA y, de ser necesario al MC y otros partidos llamados locales.
El Siglo de Torreón, hizo la denuncia, el pasado primero de febrero del 2025, de dos casos: uno, correspondiente al Estado de Durango y otro de Coahuila… y como esos, varios. Le comparto la liga, si acaso no se enteró.
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2025/verdades-y-rumores.2359459.html
Esa enfermedad social/política que padecemos, también tiene otra causa importante: la apatía que muchos ciudadanos mostramos ente las ofensas recibidas; no llegamos a considerar que el daño repercute en la vida comunitaria y en particular es causado a nuestros familiares.
El estado de confort que vivimos y la ignorancia de otros, permiten a tales parásitos deteriorar nuestra de por sí socavada calidad de vida social; no reflexionamos en el daño que ocasionamos a nuestros futuros descendientes o en crecimiento y desarrollo humano.
Sé que estos dos últimos párrafos no son del agrado de muchos, pero es importante que hagamos consciencia y nos pongamos a trabajar, desde nuestra posición social y política; le propongo que lo dialoguemos en familia y con amistades, aun cuando algunos prefieran discutir las causas del por qué la ridícula representación deportiva del Santos. ¿Empezamos a cambiar nuestra propia actitud?