Me parece que quien nunca haya practicado deporte alguno en la Unidad Deportiva de Torreón, no puede del todo llamarse lagunero -o torreonense- si se quiere restringir.
Con poco más de 50 años de su creación, este centro deportivo ha sido el escenario de miles y miles de historias deportivas de varias generaciones. Con una infinidad de canchas deportivas de distintas clases que en las mismas se puede practicar frontenis, tenis, padel, futbol americano en categorías infantiles y juveniles, con equipos de rancia tradición con Panteras y Gigantes; basquetbol, béisbol, voleibol; en su tiempo futbol rápido, artes marciales, atletismo en auténtica pista de tartán - el tartán es una especie de goma que recubre el circuito de 400 metros, medida oficial para varias pruebas atléticas con lo son las propias carreras de 5 mil, mil quinientos, 800 metros, 400 metros, 200 metros, 110 metros con salto de vallas y por supuesto, la prueba reina del atletismo: los 100 metros planos. Cuenta con fosa de clavados bajo techo para lanzarse desde los 3 hasta los diez metros de altura. Además de tener la única piscina olímpica de 50 metros; albercas como la del Parque España, Campestre La Rosita y la de San Isidro, si bien están muy próximas a tener los 50 metros reglamentarios, fueron construidas con apenas poco menos de la medida reglamentaria para inhibir las solicitudes de préstamos con fines competitivos de verdad.
Quizá se me esté escapando alguna otra disciplina deportiva que se puede practicar en la Depo -así muchos la conocemos- como el squash y el raquetbol-, lo cierto es que ese centro deportivo es vital para de desarrollo humano en materia deportiva y social de muchos ciudadanos, que tienen derecho de origen por el simple hecho de serlo, de contar con áreas como la Deportiva de Torreón.
Todo esto viene a cuento porque apenas unos días atrás, El Siglo dio cuenta que trabajadores sindicalizados habían hecho un paro de labores debido a que no se les habían cubierto sus últimas dos quincenas, así como el pago del ahorro del segundo semestre.
Antes de que surgiera este asunto, meses atrás en una información aparecida igualmente en este medio, se informó que las canchas estaban siendo regadas con pipas, ya que la Unidad Deportiva Torreón no estaba teniendo el servicio de agua que le debería proporcionar el SIMAS. De primera se podía entender que para los campos se tuviera que suplementar del vital líquido con autotanques, pero no llega agua ni para los baños. No hay que echar a volar mucho la mente para imaginar el problema de estar totalmente secos.
Así pues, es evidente que el actual gobierno municipal de Torreón, encabezado por el alcalde Román Alberto Cepeda González, algo está dejando de hacer en materia de suministrar agua a sus ciudadanos. Ha sido recurrente durante su mandato dejar sectores de la ciudad sin una sola gota. Puede ser cierto que Cepeda González recibió de sus antecesores un sistema colapsado, pero ya van más de tres años y el problema persiste. En este caso focalizado en la Depo.
A ello hay que agregarle el problema laboral. Los trabajadores tienen derecho a su pago sin duda alguna, el problema es que la nómina ronda la friolera de 800 mil pesos mensuales considerando las cuotas de Seguro Social e Infonavit. Según se desprende de la declaración hecha por Alicia Guerrera Garibay, presidenta del patronato que administra este centro.
Son 60 mil personas que visitan mensualmente esta unidad, y está claro que con las cuotas actuales que se cobran, no alcanza a cubrir los gastos operativos. Guerrero Garibay ha hecho malabares para mantener a flote la nave e incluso ha puesto orden en muchos aspectos. Ha tenido capacidad para incluso gestionar que le doten de pasto sintético para un emparrillado (así se le denomina a la cancha donde se juega el deporte de las tacleadas) y otras cosas más, pero es hora o bien de que se aumenten las cuotas o se negocie de frente con el sindicato, puesto que no se puede mantener esa nómina. Simplemente no sale.
Ojalá el alcalde le ponga cuidado a la Deportiva, porque es un sitio muy importante en la vida diaria de Torreón, ciudad que según dice el eslogan de su administración: Siempre puede más; a ver si es cierto en este caso.