Finalizó la temporada del mejor espectáculo que uno se pueda imaginar, en donde las Águilas le pasaron por encima los que consideraban favoritos, los Jefes, y que para todos (bueno, menos para mi), fue el peor partido que ha tenido Pat Mahomes y eso creo que no es real, porque hay un slogan que siempre me ha quedado claro en este deporte, y que es: “LAS OFENSIVAS GANAN LOS PARTIDOS, LAS DEFENSIVAS GANAN LOS CAMPEONATOS”, porque es evidente, y muchas veces aquí lo mencioné, que la defensa de Filadelfia, es diferente a la de los Texanos y los Bills, y que ellos marcarían la diferencia en el partido grande.
La mayoría coincide que la posición más importante en el futbol americano, es la del quarterback, y en parte tienen razón, pero ¿Qué sucede cuando un mariscal de campo se está topando con una defensa de alto calibre? Es evidente de que la va a pasar mal, tal y como sucedió el domingo pasado en Nueva Orléans al orgulloso pasador de Kansas City, y también somos conscientes de que Jalen Hurts brindó un gran partido, sin embargo, siempre me viene a la mente una pregunta al momento de hacer la elección para el “jugador más valioso” de cada Súper Domingo: ¿Qué los defensivos no cuentan?
En el SB XXXV, disputado entre los Cuervos y los Gigantes en Tampa, Florida, el galardón lo obtuvo el apoyador de Baltimore y miembro del Salón de la Fama, Ray Lewis, porque hubo una diferencia abismal de 27 puntos en favor del equipo del entonces entrenador en jefe Brian Billick, y entonces la pregunta ¿Por qué no le dieron el galardón a Trent Dilfer?
Y así podemos pensar en varios, porque donde sí creo que hubo un descaro total en este premio, fue cuando los Acereros se enfrentaron a los Cardenales en la edición XLIII, también jugado en Tampa, con la victoria para Pittsburgh 27-23 y resultó inverosímil que le hayan otorgado la distinción a Santonio Holmes, cuando todos vimos a James Harrison interceptando un pase de Kurt Warner que lo devolvió ¡99 yardas! hasta las diagonales que marcó la diferencia. ¿Qué no valió eso? Y entonces, ¿Pues po rqué rayos no le otorgaron entonces el premio a Ben Roethlisberger? Mucha incongruencia.
Uno de los Súper Tazones más recordados y que para muchos ha sido el mejor de la historia, fue la edición XLII que se disputó en febrero del 2008 en Glendale, Arizona, entre los Gigantes de Nueva York y los en ese momento invictos Patriotas de Nueva Inglaterra, que sólo les quedaba ganar ese juego para ser junto con los Delfines de la campaña de 1972-73, en terminar de manera inmaculada una temporada, y aunque estamos de acuerdo el partidazo que dio Eli Manning, mariscal de campo de la escuadra de la Gran Manzana,
¿Por qué olvidaron al ala defensivo Michael Strahan, que dio el partido de su vida y traía a Tom Brady vuelto loco? ¿Por qué se olvidaron el domingo pasado del joven Cooper DeJean que interceptó y lo regresó hasta las diagonales para poner el marcador 17-0? ¿Por qué no consideraron a Josh Sweat, a Jalyx Hunt o Zack Baun? ¿Qué ellos no jugaron? ¿Qué no marcaron diferencia?
Lo que más sentimos es que tendremos una sequía de seis meses y medio sin esta gala (¿O no, mi gran amigo Amador Gándara Mijares?) pero, ¡Ya tenemos la NBA, de la cual le dedicaremos este espacio y con la llegada de Luka Doncic a Lakers, y también a la vuelta de la esquina el fascinante mejor beisbol del mundo!