Si un equipo lucía como favorito antes del duelo entre Monterrey y Santos, ese era el cuadro rayado, y no por el momento que pasan ambos en el presente torneo, sino porque los rayados cuentan con un plantel muy superior en talento y calidad al del conjunto santista, pues mientras la directiva regiomontana armó su equipo con lujo de recursos, Santos tiene un cuadro que es una clara muestra de la actitud pichicata de sus dueños, que le han venido escatimando recursos desde varios torneos atrás.
Así que el resultado del enfrentamiento entre regios y laguneros obedeció a la más pura lógica futbolera, más allá de que, como siempre digo yo, Doña Lógica es una dama, que al fin fémina, es veleidosa; y a veces no le da la gana ir al futbol o llega tarde como el pasado domingo, cuando Santos puso de rodillas al Monterrey y le iba ganando por uno a cero y cerca estuvo de acrecentar el marcador, jugando sus mejores treinta minutos del torneo y desde más partidos atrás. Pero luego los Rayados, que, aunque no exhiben un buen juego de conjunto, tienen grandes individualidades que, cuando logran pequeñas sociedades, hasta les alcanza para solventar con holgura encuentros como el del domingo pasado ante Santos.
A pesar de la derrota y la goleada, Santos mostró, cuando menos por media hora, una cara muy agradable, en la que fueron mejores que Monterrey, y hasta pudieron lograr una mejor ventaja, pero se volvió a presentar lo que ha sido un lastre enorme para su accionar, que es la falta de continuidad a lo largo del juego; pues a pesar de que los pasajes de buen funcionamiento de los dirigidos por el Tano Ortiz son cada vez más frecuentes, el once lagunero no logra esa consistencia que le permita transitar con un nivel futbolístico aceptable a lo largo de todo el encuentro, y termina por ceder metros de terreno que rival siempre aprovecha, porque la debilidad del aparato defensivo de Santos sigue siendo su punto más débil.
Si no fuera por Carlos Acevedo, que sigue siendo por mucho el mejor hombre de los guerreros, los goles recibidos serían bastante más que los diecinueve pirulos que le han endilgado a los comarcanos, nada más decir que Carlitos ha tenido casi en cada partido, de dos a tres atajadas que ya se cantaban como goles; es cierto que esa es su función, pero es también es una señal clara de lo mal que Santos se defiende.
Es triste tener en la defensa central a un jugador como Santamaría, que a pesar de su experiencia, se desubica mucho y pierde fácilmente la marca; que no sabe ser el líder de su defensa ni dirigir a sus compañeros; y que además es tan pecho frío, que da la impresión de jugar a disgusto.
Parece inexplicable que se trate de un seleccionado de su país, por el pobre nivel que ha mostrado con Santos, pero resulta aún más inconcebible, que un señor defensa como lo fue Fernando Ortiz, no solo lo tolere, sino que además insista en tenerlo en su alineación a pesar de sus grises y pobres actuaciones.
No cabe duda de que el Tano está trabajando con su equipo, que de a poco va mejorando; pero su defensa aún debe mejorar mucho en este futbol nuestro de cada día.