La prensa y las cadenas de televisión de Estados Unidos honraron durante días, en espacios informativos y programas especiales, a uno de los expresidentes más apreciados y respetados de su país, Jimmy Carter, quien falleció el 29 de diciembre pasado a los 100 años. Luego de su único periodo en la Casa Blanca, pues Ronald Reagan frustró su intención de reelegirse en 1980, Carter se esforzó por «encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, impulsar la democracia y los derechos humanos y fomentar el desarrollo económico y social», razón por la cual el Comité Noruego le otorgó el Nobel de la Paz en 2002. En México los expresidentes son, en general, mal evaluados y limitan sus apariciones en público para no exponerse a injurias o reclamaciones.
La revista Life dedicó a Carter una edición conmemorativa titulada «Una vida noble». El homenaje incluye algunas de las fotografías del expresidente más repetidas por la televisión. Vestido con ropa de trabajo, gorra, cinturón de cuero y paliacate rojo atado al cuello, empuja una carretilla cargada de cemento o ayuda a construir viviendas para las víctimas del terremoto de 2010 en Leogane, Haití, uno de los más letales de la historia. El paliacate es símbolo de trabajo, lucha y resistencia, aunque algunos lo emplean para fanfarronear. Humedecido en alcohol y con plantas medicinales, José María Morelos lo usaba para mitigar las migrañas, resaltar su mestizaje y atraerse apoyos para la guerra de independencia.
Además del pasamontañas, el otro distintivo de las comunidades indígenas y líderes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es el paliacate; como lo fue de Diego Rivera junto con el overol. Prenda preferida por los campesinos, el pañuelo, cuyo origen se remonta a la India, sirve también de monedero y para sostener hombres lesionados. En las danzas mexicanas es imprescindible. Life cierra la edición sobre Carter con una cita del expresidente acerca de la importancia de lo sencillo: «Las cosas simples -nuestra propia felicidad, paz, alegría y la exploración del amor en todas sus formas- son la clave de las virtudes de la vida, a cualquier edad».
Frente al torbellino de Donald Trump, la figura reflexiva de Carter se agiganta. En una carta de 2020, difundida a raíz de su deceso, le dice al embaucador: «Temes que China se nos adelante, y estoy de acuerdo contigo. ¿Pero sabes por qué China se nos adelanta? Yo normalice las relaciones diplomáticas con Beijing en 1979. Desde esa fecha, ¿sabes cuántas veces China ha entrado en guerra con alguien? Ni una sola vez, mientras que nosotros estamos constantemente en guerra. Estados Unidos (...) quiere imponer estados que respondan a nuestro gobierno y los valores estadounidenses en todo occidente, controlar las empresas que disponen de recursos energéticos en otros países».
Si la preocupación de Trump es el déficit comercial, Carter, en su misiva, apunta hacia el gigante asiático: «China no ha malgastado ni un centavo por la guerra, y es por eso que nos supera en casi todas las áreas. Y si hubiéramos tomado $ 300 billones (dedicados a gastos militares para someter a países que buscaban salirse de nuestra hegemonía) para instalar infraestructura, robots, salud pública en los EE. UU., tendríamos trenes bala interoceánicos de alta velocidad (...) puentes que no colapsen, sistema de salud gratis (...), no se infectarían los estadounidenses más que cualquier país del mundo por el COVID-19».
Trump, sin embargo, lee al revés la historia.