Este diario intentó, a través de este texto, que hechos violentos como el de hace un año en el Territorio Santos Modelo donde una mujer perdió la vida no queden en el olvido, pero sobre todo que se recuerde con la enmienda de que no deben volver a repetirse.
Hace un año Torreón fue epicentro de la noticia. El 21 de enero del 2024, luego de concluir un partido entre Rayados de Monterrey y Santos Laguna, el cual ganó el equipo visitante dos a cero, a las afueras del Territorio Santos Modelo (TSM), una camioneta con placas de Texas manejada por Jennifer “N” arrolló a un grupo de aficionados regios, el saldo: una mujer fallecida y cuatro lesionados.
La tragedia trascendió pronto y por días medios nacionales e internacionales le dieron seguimiento al acto violento que manchó de sangre al futbol nacional, y que puso en entredicho la funcionalidad del protocolo de seguridad del estadio lagunero.
Aunque en su momento las autoridades locales trataron de minimizar el hecho, por ejemplo Gerardo Márquez, quien fungía como el fiscal general de Coahuila, al declarar que una de las hipótesis era que había sido un accidente provocado por la lluvia; o el alcalde de Torreón Román Alberto Cepeda, al calificarlo como “un evento fortuito”, lo cierto es que el estadio de Torreón se convirtió en un escenario trágico donde perdió la vida Maribel Mercado Gallegos de 51 años, una aficionada que viajaba por primera vez con su tribu rayada.
Qué pasó con los involucrados, cómo fue la respuesta de las autoridades, y sobre todo cuál es la huella que dejó aquella embestida ocurrida en la puerta siete del Territorio Santos Modelo.
Este diario, a un año del suceso, intenta a través de este texto, que hechos violentos como este no queden en el olvido, pero sobre todo que se recuerde con la enmienda de que no debe volver a repetirse.
CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS
Santos perdió dos cero, pasaban de las 11 de la noche del domingo 21 de enero, afuera, justo en la puerta siete del Territorio Santos Modelos se escuchó un estruendo.
Una camioneta con placas de Texas arrolló a más de nueve personas, cuatro sufrieron lesiones graves, y una, Maribel, perdió la vida.
Uno de los videos que más se reprodujo recién pasó el evento, fue el de Emilio Jared, hijo de Maribel, quien narró frente a la cámara de un celular lo que había ocurrido.
“Los del Santos nos atropellaron, ellos empezaron. Nosotros estábamos comiendo elotes y se vino la camioneta y nos atropellaron”, se le escucha decir al adolescente que en ese entonces tendría 14 años. Su padre Octaviano De León, de 50 años, trascendió, también resultó lesionado.
Según testigos no se trató de un accidente. Varios aficionados de rayados aseguraron que quien manejó la camioneta desde un inicio siempre tuvo el objetivo de ocasionar daño.
En un resumen concreto, este mismo diario informó que el lunes 22 de enero las autoridades coordinaron una investigación que arrojó nueve heridos y nueve detenidos, asimismo se supo que Jennifer “N” era la que manejaba la camioneta.
Para el martes 23, el cuerpo de Maribel fue entregado y enviado a Monterrey, ese mismo día se inició un caso en contra de la conductora que provocó el percance.
El miércoles 24 se confirmó que Jennifer “N” actuó con dolo y fue trasladada al Cefereso de San Pedro, ese mismo día presentaron un video de prueba. Se le acusó del delito de homicidio doloso calificado, lesiones leves, lesiones leves extendidas, lesiones gravísimas que ponen en riesgo la vida, así también daños al Club Santos.
Aunque en su momento se informó que la audiencia del caso sería el 29 de mayo del año pasado, hasta la fecha, este diario supo de manera extraoficial que Jennifer “N” aún está a la espera de que suceda.
UN HECHO PARA REFLEXIONAR
Más allá de lo que en su momento trascendió en los medios, que si falló el protocolo de seguridad o si la autoridades y el mismo Club Santos Laguna no le dio el peso que debieron darle, lo cierto es que este incidente marcó un antes y un después en los eventos deportivos de la región.
En ese sentido resulta interesante poner sobre la mesa reflexiones sobre cómo la violencia y el fanatismo al futbol, pueden provocar, como hace un año, heridas sociales adversas.
Al respecto, este diario consultó a Alfredo Morales, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila, quien además ha estudiado a la comunidad futbolera lagunera durante más de una década.
"Este hecho no puede quedar en el olvido, no solo por respeto a las familias afectadas, sino también para quienes seguimos asistiendo a los estadios. Debemos aprender de lo ocurrido para evitar que vuelva a suceder", señala Morales. Su análisis revela cómo factores culturales, mediáticos e institucionales convergen para alimentar la violencia en los entornos deportivos.
Uno de los elementos que menciona es el papel de los medios de comunicación y la publicidad en fomentar el fanatismo. Morales recuerda cómo en el pasado, el propio TSM utilizaba el lema "Bienvenidos a la casa del dolor ajeno", una frase que, aunque simbólica, alimentaba una narrativa de agresión y supremacía regional.
"Aunque ese mensaje fue retirado, muchas campañas publicitarias siguen incentivando una rivalidad exacerbada, sin enfatizar que el partido termina al concluir los 90 minutos", advierte.
El sociólogo también destacó cómo estas rivalidades se entrelazan con cuestiones de identidad y contexto socioeconómico.
"Para muchos, el triunfo de su equipo representa una reivindicación personal y social. En un entorno de crisis económica o cultural, la victoria se convierte en una forma de validación. Esto puede desbordar las emociones y generar conflictos".
En cuanto a las instituciones, Morales cuestiona la eficacia de los operativos de seguridad pública.
"La policía preventiva no tiene una cercanía real con la ciudadanía. En encuentros de alto riesgo como los que involucran a equipos regiomontanos o del centro del país, no se integran a los actores principales, como los líderes de las barras, en el diseño de los operativos. Esta falta de colaboración limita el control sobre las emociones y reacciones de los aficionados".
El incidente también expone la importancia del manejo de emociones y la prevención del consumo de alcohol. Morales relató cómo, tras el partido, la combinación de euforia, provocaciones entre aficionados y falta de previsión culminó en el trágico atropello.
El sociólogo insiste en la necesidad de una campaña permanente de sensibilización y educación en el manejo de emociones. "Debemos trabajar en conjunto: directivas, instituciones de seguridad, aficionados y medios. Es crucial aprender a controlar la ira y fomentar una cultura de paz en los estadios. Esto implica también revisar protocolos de seguridad para incluir estrategias más efectivas en la regulación de entradas, salidas y consumo de alcohol", propuso.
A un año de la tragedia, Morales enfatizó que el aprendizaje colectivo es esencial para honrar la memoria de las víctimas y evitar futuros incidentes.