En el principio, el cuento surgió para explicarte el principio del mundo. El cielo, estrellado arriba de los hombres, los pasmó. Su capacidad de imaginación, les hizo construir historias donde la fábula se mezcló con la realidad. Las culturas, grandes o pequeñas, inventaron sus mitologías. Algunas más inverosímiles que otras. No solo surgió el cuento, sino que se representó de múltiples formas, se convirtió en arte que aún ahora sorprende.
Así como hubo referencia al principio del mundo, tenía que haber un final. Era más difícil, sobre todo para hacerlo creíble. Surgieron las múltiples historias de lo que iba a ser la vida después de la vida. En casi todos los casos se inventó el happy end. Si te habían corrido de un paraíso, ibas a recuperarlo o a perderle.
Ese fue el cuento de en medio, el de todos los días. Los pedacitos de historias donde el personaje principal es el hombre.
La noción de falta surgió de la necesidad de un castigo y de alguien que concediera un perdón. Se establece un contacto entre lo divino y lo humano a través de los profetas. Son ellos quienes marcan el camino a seguir, como después lo hicieron los sacerdotes.
Nadie se salva. El pecado es una constante que está ahí para vencerlo y es imposible sin el intermediario.
En otras culturas, hubo otro tipo de relaciones. El mismo hombre se ofrecía de víctima al mismo Dios y se le sacrificaba. De una manera o de otra, el hombre era pertenencia de un ser divino, a quien le exigía la obediencia.
En el cuento que nos narran hay dos dimensiones de vida: La que vivimos cotidianamente. Y la que supuestamente experimentamos en un después, consecuencia de un antes. De la segunda no tenemos certezas, pero es la que más nos influye.
Este es el cuento general de donde se desprenden más historias; por ejemplo, la política. No solo pertenecemos a un Dios que nos crea, sino también, a un hombre que nos gobierna.
Los líderes han surgido por todas partes. Una familia no puede vivir sin un hombre, o mujer, que la gobierne. Varias familias forman una tribu y viene a resultar lo mismo. Varias tribus ya conforman un pueblo y le podemos seguir hasta referirnos a toda la humanidad.
¿Quién y por qué gobierna? Existen muchas teorías, pero también las podemos incluir en el mundo de los cuentos. Se forman los sistemas que controlan la acción del hombre. También aquí parece que pertenecemos a otro quien nos impone reglas. El concepto de libertad parece negársenos por todas partes.
El cuento que surge en la vida cotidiana es la defensa de la libertad contra la imposición de los sistemas que denigran la vida humana.
Hasta ahora, en ningún lugar, los sistemas han resultado la justicia social. Es más, hoy es cuando más peligra la seguridad de las naciones y cuando más ha sido afectada la vida de los hombres. Los cuentos no dejan de surgir para explicar las cosas que salen mal. La ficción viste la realidad cotidiana. Los problemas no se resuelven, el día diario es el que sufre; sobre todo en aquellos que tienen pocos elementos de defensa.
El bienestar prometido no llega. El futuro peligra. Muchos prefieren no ver, no tener conciencia, pensar que otro le ha de resolver la vida sin que la persona arriesgue nada. Ese es el peor de los cuentos, porque nunca habrá de suceder.
La fantasía nos ha acorralado; ya han existido otras épocas, como la media, donde ha significado el atraso del mundo. No estamos inmunes a que vuelva a suceder.
La solución ha dejado de ser las instituciones. En México las están eliminando. Ni siquiera las leyes que se han acoplado a un sistema total. Lo único que queda es cada uno de nosotros, la comprensión de que no está solo y que el viejo dicho de que la unión hace la fuerza puede resultar.
Partir de nuestro ámbito, la familia, es lo primero que deberíamos de proteger. La seguridad nos la ofrece el vecindario. Otros podrán abarcar más.
Insisto, es tu trabajo de todos los días donde está la solución.
Piensa.