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Ensayo sobre la cultura

LE ESTÁS PIDIENDO A DIOS LO QUE YA TE DIO

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Lo que más se escucha en algunas iglesias es: Pídele a Dios hijo mío. Hasta últimamente me he puesto a reflexionar: ¿Qué me ha dado Dios? Truenos y relámpagos deberían de haber explotado a mi alrededor. Tan ciego como en los tiempos de Saúl. Dios les ganaba las guerras con truenos y relámpagos.

No le hago al religioso. Me Explico. A Dios le vas a pedir lo que ya te dio. El que tú no lo hayas podido encontrar es tu culpa, no de él. Vives, piensas, tienes habilidades, tienes potencialidades, oportunidades, energía, voluntad, capacidad de amar, capacidad de trabajar, capacidad creativa, arrojo, imaginación, manejas maravillosamente la ficción, agrégale todo lo que quieras y mandes. Dirás que algunos no cuentan con ello; en eso te equivocas, tienen que contar con algo.

Ejemplo: En mi familia somos un poquito más de 60. Todos con escuela en diferentes niveles. Alguna maestría y algún doctorado. Todos con sus capacidades humanas completas; excepto uno con síndrome de Down; Pues bien, Richard es el único que cuenta con campeonatos mundiales de algo. (Lo dije en plural, para que duela más) El único que le podía haber podido pedir a Dios mucho menos algo que le faltaba: normalidad.

Nos hacemos tontos. Viejo chiste: Dios, al crear el mundo, le dio a México muchas riquezas. Un ángel le hizo ver su injusticia y le resolvió creando a los mexicanos.

Lo que te falte, lo puedes suplir con otra cosa. Hay muchos documentales que presentan a personas sin manos; las suplen con los pies. Personas admirables. Encontraron lo que Dios sí les había dado y lo supieron usar para lo que, según ellos, Dios no les había dado.

En ti están los dones. Eres tú quien no los quiere ver y mucho menos desarrollarlos, porque eso cuesta trabajo.

Salió la palabrita: TRABAJO. El castigo que se llama trabajo. Eso te lo enseñan desde niños y te lo enseña el sacerdote. Pues vamos a tronar al señor cura. "Ganarás el pan con el sudor de tu frente".

El primer gran premio que Dios te dio, el primer don, la primera maravilla, el primer todo, es tu habilidad e inteligencia para trabajar. ¿Quieres la mejor prueba de todas? Consíguete una piedra. Colócala donde quieras. Tómale una selfi. Tómate una tú. Despídete de ella porque vas a sufrir en castigo del trabajo durante una semana. La piedra se va a reír de ti porque ella no necesita trabajar. Vuélvete a buscar la piedra y te tomas otra selfi. La piedra es lo mismo. Tú cambiaste; mínimo te creció el pelo; comiste, gracias a tu trabajo. Tienes una camisa nueva; lo que se te antoje. Te ganaste el pan con el sudor de tu frente; la piedra no se ganó nada. Me adelanto a los comentarios tontos: la piedra puede ocupar un lugar privilegiado en una iglesia. Pero no es por ella; el trabajo de otro la puso ahí. (Eso es parte de lo que llamamos cultura)

La civilización no hubiera sido posible sin el trabajo. Hasta para encender el fuego sin cerillas, y con ellas, implica trabajo.

El primer gran don, la primera gran maravilla, la primera habilidad, lo primero ante todo que Dios te dio, es la capacidad de trabajar; Así que la próxima vez que te ganes el pan con el sudor de tu frente, haz fiesta y agradécelo.

-Es que en el paraíso no se necesita trabajar.

-Los muertitos en los panteones tampoco.

No hay que ser injustos con Dios al que queremos sobre todas las cosas. Nos creó, nos otorgó habilidades, capacidades y dones. Uno de los bienes más preciados: el trabajo.

Las oportunidades se buscan. El trabajo se cumple con responsabilidad; otra palabrita que no comprendemos. El segundo amor es al otro y es similar al mío. Una de las características del amor es cumplir con tu responsabilidad, porque si no lo haces, fracasará el trabajo del otro que sí cumplió con sus responsabilidades. La señora cuida de los niños, se consigue un trabajo para sacar un extra. Llega el marido en la noche, le hurta el ganado extra y se va a la cantina, porque su trabajo lo estresa mucho. ¡Pero cómo quiere a sus hijos!

A Dios no le tienes que pedir nada. Ya todo te lo dio. Eres tú quien no lo quiere ni le conviene verlo.

Piensa.

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