
Es un orgullo servir a México: mujeres soldados de la Sexta Zona Militar
En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Sexta Zona Militar, con sede en Saltillo, reconoció a las mujeres que, con dedicación y sacrificio, van dejando huella dentro del Ejército Mexicano.
Dos de ellas, la Subteniente de la Fuerza Aérea Meteoróloga Paulina Jazmín de la Torre Romo y la Soldado Auxiliar Ayudante de Contabilidad Bat Shamayim Becerril Rojas, se destacan no solo por sus habilidades, sino por su profundo amor a la patria y la valentía de servir, a pesar de los retos que la profesión conlleva.
La vida de una mujer en el Ejército Mexicano no está exenta de sacrificios, compartieron; para Paulina, las jornadas laborales son exigentes, pero su misión de servir a la nación la motiva a superar cualquier dificultad.
"Lo primero es cumplir con nuestras obligaciones", comenta Paulina, quien destaca la importancia de estar preparada para estar lejos de casa durante largos periodos, a veces incluso meses; sin embargo, cuando las comisiones lo permiten, se les otorgan días para reunirse con sus seres queridos.
La comunicación con la familia, aunque limitada por las demandas del servicio, es fundamental, las videollamadas y llamadas telefónicas son sus principales medios para mantenerse conectadas, aunque la distancia física nunca les impide sentirse cerca. Ambas coinciden en que, aunque la vida militar requiere estar lejos de casa, siempre hay un esfuerzo por mantener el vínculo familiar.
Aunque el Ejército Mexicano ha sido históricamente una institución dominada por hombres, tanto Paulina como Bat Shamayim afirman que las funciones dentro de la institución no dependen del género, sino de la capacitación y el desempeño: “Lo que importa es la preparación que tengas en el área. Si estás capacitada, puedes desempeñar cualquier función sin importar si eres hombre o mujer", asegura Paulina.
Las dos militares coinciden en que ser mujer en el Ejército no es un impedimento, sino un motivo de orgullo: "Es un logro que las mujeres seamos parte de esta institución. Demostramos que tenemos las mismas capacidades y habilidades que los hombres, trabajando de manera conjunta para el bienestar de la nación", mencionó Paulina.
Para Paulina y Bat Shamayim, servir a la patria es un honor y una fuente constante de orgullo y a pesar de las dificultades, ambas se sienten satisfechas de contribuir con su labor a la seguridad y bienestar de México: “Es un orgullo inmenso saber que estamos aportando nuestra parte para el bienestar de la nación", expresó Bat Shamayim.
La decisión de convertirse en parte del Ejército Mexicano no fue fácil, pero ambas mujeres la tomaron con determinación.
Paulina recuerda cuando le compartió a su familia su deseo de ingresar al Ejército: "Cuando les dije que quería ser soldado, no se lo esperaban. Pensaban que seguiría otra carrera, pero con mucho esfuerzo y el apoyo de mis padres, aquí estoy, después de siete años de servicio", relata orgullosa.
Bat Shamayim, por su parte, se inspiró en su padre, quien fue militar y ahora está retirado: "Mi papá siempre me contó sus historias en el Ejército y me impulsó a seguir sus pasos. Gracias a su apoyo y sus enseñanzas, decidí ingresar", comentó, destacando la importancia del ejemplo familiar.
La carrera dentro del Ejército Mexicano es una de larga duración. Las mujeres que se enlistan tienen la posibilidad de ascender mediante la capacitación constante y el desempeño sobresaliente.
“Después de completar la carrera, son 25 años de servicio para poder solicitar el retiro. Las mujeres que se incorporan tienen la oportunidad de capacitarse en diversas áreas para ascender, y eso depende de su rendimiento personal", explica Paulina.
A pesar de las dificultades y los sacrificios que implica la vida militar, ambas coinciden en que el esfuerzo vale la pena. La oportunidad de servir a México y crecer dentro de la institución es una motivación constante.