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Galimatías

J. SALVADOR GARCÍA CUÉLLAR

La etimología de galimatías es un verdadero galimatías. Esta palabra es algo confusa, y no debemos sorprendernos, porque el significado también es de confusión u oscuridad para ser entendido, ya sea en lenguaje oral o escrito.

La Real Academia Española dice que esta palabra, a pesar de que termina en "as", es de género masculino y número singular. Aquí empezamos ya con el galimatías de sus accidentes gramaticales, pues, por su terminación, da la impresión de que es femenino y plural. Si una persona de habla extranjera está aprendiendo las reglas del español y aplica la lógica estricta, con seguridad dirá y escribirá "las galimatías" y no "el galimatías" como, correctamente, nosotros decimos.

La misma Real Academia, a través de su diccionario, define esta palabra como "lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o la confusión de las ideas".

Pero si empezamos a indagar sobre el origen de esta voz tan "galimática", nos damos cuenta de que los autores se enredan entre ellos mismos para explicarlo, de lo cual resulta… ¡otro galimatías! Ilustro este desconcierto con el siguiente confuso y caótico rollo:

El diccionario de la RAE afirma que galimatías proviene del título del Evangelio según san Mateo, que en lengua griega es Kata Mathaion. Al parecer esta expresión les pareció confusa a los señores de la Academia y complicaron el asunto proponiendo un origen muy embrollado e hicieron otro galimatías.

Los primeros que utilizaron este enredado sustantivo fueron los franceses, específicamente Michel Eyquem de Montaigne, filósofo, escritor, humanista y moralista francés del renacimiento. Él le dio el significado que aún prevalece hasta ahora, es decir, jerga o dichos vagos, difíciles de entender. Dos siglos después, fue incorporado al vocabulario del diccionario de la Real Academia Española.

Uno de los más prestigiosos filólogos, Joan Corominas, afirma que Galimatías proviene del francés (como ya lo habíamos dicho), y este idioma tomó la palabra del nombre de un país exótico, lejano y cuyo idioma no se podía entender, el arameo. Ese lugar ficticio es Barimatía o Galimatía, tal vez el país a donde, el señor que sepultó a Jesucristo, José de Arimatea, se fue a vivir después de andar predicando el cristianismo por muchos y recónditos lugares. Entonces, el vocablo Galimatías se aplicaba a lenguajes incomprensibles, supuestamente hablados en países lejanos.

Por su parte el lingüista sueco Axel Nelson, afirmaba que la palabra francesa Galimatías se habría formado con la palabra latina gallus (gallo de pelea) y la terminación griega Matheia (ciencia), hallada en numerosos helenismos. Nelson equiparaba a los estudiantes que defendían sus tesis en universidades europeas con los gallos porque usaban un lenguaje muy abstruso, propio de la filosofía escolástica, y los rivales de quienes presentaban sus trabajos les llamaban galimatías para denigrarlos y ganarles en las discusiones académicas.

A su vez, el etimologista francés Albert Dauzat asegura que Galimatias (en francés no lleva tilde) proviene de la palabra latina medieval bullimathia, que era como se denominaban las canciones obscenas. En este caso un galimatías sería una obscenidad, no propiamente algo confuso, a lo que aplicamos ahora este término.

Ya lo ve usted, amable lector, los etimologistas no se ponen de acuerdo en el esclarecimiento del origen de esta palabra, lo que ocasiona un galimatías, es decir, confusión y desorden en las explicaciones.

En nuestro país, Cantinflas era muy dado a los galimatías, pues en una de sus películas afirmó con mucha seguridad: "Sí, hay que hacer relajo… ¡pero con orden!", lo que nos lleva a pensar en un galimatías de galimatías, el primero por el desorden (relajo) y el segundo por la confusión para entender esta frase, que los lingüistas pueden tomar como oxímoron o como paradoja, y nosotros como simple galimatías.

Esta palabra designa lo confuso, desordenado, oscuro, incomprensible, enmarañado, anárquico, encizañado, caótico, enredado, ininteligible, enzarzado, complicado o laberíntico, y si usted se siente confundido por el cúmulo de estas palabras, está dentro de un galimatías.

Ha de perdonar el amable lector que para explicarle la palabra galimatías, me metí en camisa de once varas, pues por mi torpeza en las técnicas de redacción me salió un horrendo galimatías.

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