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ZAIDE SEÁÑEZ MARTÍNEZ

COSTO SOCIAL DE LA MENSTRUACIÓN

Menstruar tiene costo económico, por lo que es un factor de desigualdad económica con mayor impacto en personas menstruantes que viven en la pobreza, sin empleo o en precariedad. La ONU ha hecho esfuerzos para que la higiene menstrual sea considerada como un tema de derechos humanos; pero prevalece aún el desconocimiento de su efecto en la educación, la salud y la economía, por lo que es fundamental investigar y hablar más sobre este fenómeno biológico.

Dos investigadoras nos propusimos indagar sobre el tema a través de un estudio de caso y generar conocimiento sobre un fenómeno social complejo, enmarcado en un contexto específico. Cierta organización de la región nos facilitó el trabajo y los resultados confirmaron que el periodo es un factor de desigualdad de género económica con mayor impacto en las mujeres que menos ganan. Es relevante compartir algunos aspectos que descubrimos antes de realizar la investigación, y que ayudaron a dimensionar y justificar el problema planteado.

Durante la elaboración del estado del arte descubrimos que el binomio economía-menstruación ha despertado mayor interés en la producción científica de prestigiosas instituciones educativas y de salud a partir de la pandemia, sin ser aún esto suficiente. En México se aplicó una encuesta a 3 mil mujeres (Essity, Unicef Mx y Menstruación Digna, 2022) que arrojó que hay tres tipos de desigualdades asociadas con la menstruación: la desigualdad en el acceso a la información, la desigualdad en el acceso a productos y la desigualdad en el acceso a infraestructura y recursos para tener una menstruación digna. La primera hace referencia a que el tema sigue siendo un tabú, con significados inapropiados, construidos generalmente en el núcleo familiar; además, el 66% de las respondientes afirmaron no tener conocimiento del tema cuando experimentaron el periodo por vez primera. El segundo tipo de desigualdad reveló que el 56% de las encuestadas dijeron no recibir ningún apoyo de sus centros de estudio o de trabajo. En cuanto a la tercera, el 66% afirmó utilizar baños sucios en sus escuelas o no contar con jabón para asearse; el 30% utilizaba papel de baño en sustitución de productos higiénicos, pues el costo está fuera de su alcance, y el 43% dijo que el periodo limitaba su actividad cotidiana.

Identificamos algunos conceptos que dan cuenta de cómo el tema de la menstruación se está convirtiendo en un asunto público, fuera de lo privado, pues sus efectos trascienden la vida y bienestar de la persona que menstrúa. UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacan el concepto de gestión menstrual como el conjunto de estrategias utilizadas para el manejo del periodo, aplicando el concepto más allá del ámbito empresarial. Refieren que la pobreza menstrual es la falta de acceso a productos higiénicos, agua, jabón, baños, educación y gestión de residuos menstruales. Finalmente, la OMS propone el concepto de desigualdad de género económica, provocada por la menor disponibilidad de recursos económicos por la menstruación.

En otra oportunidad compartiré más sobre la investigación.

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