"Juventud, divino tesoro", escribió Rubén Darío en su poema "Canción de otoño en primavera". Y sí, la juventud es un tesoro. Sin embargo, no sólo importa la edad cronológica, sino también la juventud del espíritu: la pasión por la vida, la creatividad y el deseo de seguir aprendiendo e iniciando proyectos sin importar los años.
Si bien los jóvenes suelen tener más ímpetu y energía, muchas personas han alcanzado el éxito o iniciado proyectos después de los 50 años. En la literatura, Viktor Frankl publicó El hombre en busca de sentido cuando estaba cerca de los 60, y continuó escribiendo y desarrollando la logoterapia hasta el final de su vida; a los 58 años José Saramago publicó su primera obra relevante, Levantado del suelo, y recibió el Nobel de Literatura a los 76; y Frank McCourt ganó el Premio Pulitzer con su primera novela, Las cenizas de Ángela, a los 66 años.
En la ciencia, Barbara McClintock ganó el Nobel de Medicina a los 81 años y Edwin Krebs lo obtuvo a los 74. En los negocios, John Stith Pemberton fundó Coca-Cola a los 55 y Harland Sanders creó Kentucky Fried Chicken a los 65.
El deporte y el arte también ofrecen ejemplos inspiradores. En el primer ámbito, Roy Englert comenzó a correr a los 60 años y, a los 96, rompió el récord mundial de 5 km en su categoría. Betty Goedhart inició clases de trapecio a los 78 y obtuvo el Récord Guinness en 2019, a los 86 años, como la trapecista más longeva. En el arte, Paul Cézanne consolidó su estilo después de los 50 con obras como Los jugadores de cartas, y Georgia O'Keeffe también había superado esa edad al alcanzar la fama con sus pinturas del suroeste estadounidense.
Estos casos no son excepcionales ni aislados. Investigaciones en psicología y neurociencia demuestran que la edad no es un obstáculo para la creatividad ni para el emprendimiento. Estudios del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Northwestern indican que la edad promedio de los emprendedores más exitosos es de 45 a 50 años, y que la experiencia acumulada suele ser clave para alcanzar el éxito.
Entre las opciones para mantener un espíritu joven tenemos las siguientes: 1. El psicólogo Viktor Frankl señala que encontrarle un sentido a la vida mantiene la motivación incluso en la vejez. 2. Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, sugiere que una mentalidad de crecimiento fomenta la creatividad y la resiliencia. 3. Estudios de la Universidad de Harvard han evidenciado que el aprendizaje continuo y la actividad física preservan la vitalidad y el bienestar. 4. Existen evidencias de que mantener relaciones sociales influye en nuestra percepción del envejecimiento, y establecer vínculos de amistad ayuda a mejorar la salud física y emocional. 5. Se ha descubierto que la plasticidad cerebral permite adquirir nuevas habilidades a cualquier edad. La clave es aceptar retos y mantenerse en constante evolución.
En definitiva, la edad no define nuestras capacidades ni nuestro valor. La verdadera juventud radica en la actitud, la curiosidad por lo que nos rodea y el deseo de seguir creciendo. Mientras conservemos viva esa chispa, siempre habrá nuevos caminos por explorar.