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Ramón Sotomayor / EL SIGLO DE TORREÓN
Regina Delgado Villalobos tenía apenas 14 años cuando empezó a escribir su primera obra dramática. Entonces era sólo un ejercicio impartido por su maestra de teatro, Laura Borrego. La escritura siempre le llamó la atención, lo hizo desde muy pequeña, era momento de ordenar sus ideas, de ponerse a prueba frente a la hoja en blanco. Se encomendó a Shakespeare, tecleó las primeras palabras y redactó un monólogo sobre las relaciones entre madre e hija. Lo tituló ‘Mi mamá y Yo’, le pareció un tema urgente.
Entonces guardó el proyecto y un año después, ante el llamado del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico del Estado de Coahuila (PECDA) 2025, desempolvó el archivo para poder entregarlo. Faltaban escasos dos días y Regina se desveló puliendo el proyecto. Al día siguiente tocó reunir papelería, organizar y enviar documentos. Logró aplicar. La arena cayó en el reloj y, poco después, mientras asistía a un curso de verano de su colegio, recibió la buena noticia: era merecedora de la beca.
“Me encanta la idea de expresarte, de sentirte vulnerable y de cómo compartir eso con la audiencia, transmitir mensajes y todo eso”.
Hoy Regina tiene 16 años y, con el apoyo el Colegio Americano de Torreón, ha logrado montar su obra en el Teatro del Centro de las Artes de la citada institución. La estrenó el pasado jueves 20 de febrero y este lunes 24 ha ofrecido dos funciones más ante un público adolescente. El monólogo, protagonizado por la propia Regina, presenta un diálogo de aproximadamente media hora entre madre e hija, en un escenario minimalista al estilo de Grotowski, cinta de audio y una pantalla clavada en el fondo para las proyecciones.
Además de Regina como escritora y actriz de la obra, los créditos recaen también en la dirección de Laura Borrego, la producción de Ricardo Bugarín, la producción ejecutiva de María Estela Morales y el trabajo sonoro de Blanca Russek.
La descripción indica que ‘Mi mamá y Yo’ trata sobre cómo una hija ve a su madre, y cómo una mamá ve a su hija a través de momentos cotidianos, alegres, complejos y críticos. El proyecto es un ‘biodrama’, es decir, la dramaturga mezcla experiencias propias y ficción’.
EN ESCENARIO
La obra comienza con proyecciones fotográficas. Imágenes son pobladas por la infancia, pues se ve a una bebé viviendo sus primeros instantes. En escenario, la protagonista toma en principio el papel de la madre, poco después el de la hija y empieza a narrar su historia desde que era pequeña. Conforme avanza el libreto, va creciendo y diciendo su edad al público. Al mismo tiempo, habla, discute y pelea con su madre, en especial durante la dura etapa de la adolescencia, cuando los jóvenes se ven más confusos y sin brújula.
“Originalmente trataba más de mi vida y yo. Al final me fui dando cuenta de que de chiquita todo regresaba con mi mamá. Siempre estuve muy cercana a ella y por un tiempo fuimos solo mi mamá y yo. Entonces, se desarrolló la idea de incluir la perspectiva de la mamá y que a lo mejor como adolescentes no vemos esa parte”.
Cada adolescente sabe lo complicado que es expresarse y comunicarse con su mamá, se indica en la descripción. Surge la interrogante de qué sucede cuando la comunicación entre padres e hijos se corta por completo, si habrá la oportunidad de encontrar un punto medio para la reconciliación. Por eso a Regina el teatro le pareció idóneo para abordar la temática.
“Para mí el teatro es un espacio seguro, es la oportunidad de crear cosas de la nada y de transmitir, de expresar, de vivir, y de escapar poquito; tener la oportunidad de por un momento ser alguien más, que eso sea una extensión de ti mismo”.