¿VAMOS POR BUEN CAMINO?
A los mexicanos nos gusta imitar a otras culturas, que nos pesa aceptarlo, pero son más avanzadas que la nuestra, y al ver a estas a través de la televisión, o en el internet, sin dudar, tratamos de copiar su manera de ser, copiamos las cosas buenas que tienen, pero no nos molestamos en evitar imitar también las cosas malas propias de cada país, sino que, por el contrario, las imitamos y por desgracia las superamos y le damos el inconfundible toque mexicano.
Imitamos sobre todo a la cultura norteamericana que es una de las más hedonistas, quienes tienen como máximo, el culto al ego, y cuya mayoría de jóvenes en la actualidad estudian o piensan dedicarse a actividades relacionadas con la belleza personal, el ocio y el placer en todas sus facetas, mientras que la minoría, piensa realizarse en profesiones o actividades tradicionales que les dieron el lugar de potencia mundial.
Por desgracia también queremos imitar, a los canadienses, franceses, Ingleses etc., pero eso sí los queremos imitar y tener los logros que ellos tienen y que les costó mucho conseguir, pero no los imitamos, en ser limpios, ordenados, no los imitamos en su instrucción en su cultura, en su manera de respetar las leyes, esto no, como en nuestro país, por miedo a la policía, sino por convicción propia de que por el bien de todos se debe respetar la ley el orden, y el derecho ajeno.
El otro día me enteré de que en Inglaterra se pusieron a investigar para ver el ¿por qué? De las fallas en la educación de los hijos en las nuevas generaciones y encontraron, que una de las principales era que los papás les dedican a sus hijos como promedio solo 50 minutos al día en su relación de calidad padre-hijo, y suplen esta carencia a decir de ellos mismos regalándoles, dulces, comida o juguetes caros, para compensar la falta de atención y el no estar el suficiente tiempo con ellos.
Se observó que los niños faltos de atención, o a los que sus papás no les ponen límites, o que no les inculcan el principio de autoridad, esto por no convivir mucho con sus hijos, tienden a ser de mayores, jóvenes y adultos conflictivos, e inseguros, con poca o nula tolerancia al fracaso, pues piensan o creen que todo es fácil, que todo se lo merecen, pues sus papás en el afán de educarlos desde lejos en lugar de enseñarlos y prepararlos para la vida, ante cualquier ausencia o dificultad respondieron dándoles sendos regalos materiales a sus hijos, en lugar de enseñarles que la vida nos da de cuando en cuando un poco de frustración como parte del proceso de maduración que todos debemos experimentar, y saber superar.
El colmo fue que a estos mismos padres se les pregunto qué cuánto tiempo pasaban con su mascota, que por lo general es un perro, y contestaron que de una a dos horas diarias.
Por eso debemos de pensar si nos conviene imitar a otras culturas o retomar las costumbres y tradiciones que se están olvidando en nuestro país y que han dado como resultado en los últimos años, la no creencia en Dios, el nulo respeto a sus mayores, incluyendo a los padres y por ende, el nulo respeto a la autoridad, y en muchas ocasiones el desafío a esta misma.
No olvidemos que el que no ve hijos chicos, no ve hijos grandes, que la infancia es destino, y que sin olvidar a los perros, les prodiguemos más y mejor atención y compañía a nuestros hijos, porque el error que cometimos en años pasados, nos lo está cobrando el presente.
Y AHORA PARA TERMINAR UNA GOTA DE FILOSOFÍA:
NO IMPORTA QUÉ TAN DURO PEGUES... LO QUE IMPORTA ES QUE AGUANTES LOS GOLPES QUE LA VIDA TE DÉ Y PUEDAS SEGUIR ADELANTE. ROCKY BALBOA.