Apesar de los muchos defectos en que ha incurrido; a pesar de los múltiples errores que ha cometido; a pesar de todo eso y mucho más el sistema político mexicano, durante siete décadas propició el crecimiento y el desarrollo, la trasmisión del poder en forma pacífica y sirvió de ejemplo a seguir para muchos países, incluso de los más desarrollados y prósperos.
Examinemos la cuestión. En la historia de las instituciones políticas, a partir de 1917, el Estado Mexicano hizo su aportación para crear un sistema político que durante décadas fue admirado por muchos, incluso fue receta para otros países latinoamericanos. Un estado que superó el dilema histórico entre estabilidad política y trasmisión pacifica del poder, al mismo tiempo que desarrollaba una amplia flexibilidad debido a su naturaleza inclusiva de las fuerzas sociales que iba creando por la vía de la modernización del país.
Para lograr esto tuvo la colaboración de un partido que pretendía representar al “todo social”, de lo que derivó su carácter hegemónico. Pero ni siquiera en las etapas de mayor predominio de este partido de Estado, se rechazó la posibilidad del pluralismo, a veces de manera artificial, hay que decirlo, como fue el caso de los llamados partidos pequeños, para aperturar la presencia de las minorías que en otros países democráticos apenas son tomados en cuenta.
El diseño de este sistema hizo posible, por primera vez en la historia nacional, un Estado fuerte comprometido al mismo tiempo con la modernización. Entre 1938, cuando don Lázaro sectoriza al Partido de Estado, y 1988, cuando el sistema comienza a dar muestras de ineficacia operativa frente a una nueva realidad social (elección de Salinas en que se cae el sistema electoral) transcurren cincuenta años de ininterrumpida modernización, en todos los campos y de diversa índole. Aquel era un partido sectorizado, éste un partido corporativo.
Sea como haya sido, lo que conviene resaltar en este Panorama es que fue posible establecer un Estado eficaz y capaz de solventar los conflictos que creó la modernización del país., lo cual representa una Encrucijada: mantener el equilibrio entre los actores políticos y sociales, y propiciar la estabilidad y crecimiento durante 70 años por lo menos.
El diseño en el partido de que se valió el sistema era algo más importante: una organización que, si bien no representaba a toda la sociedad, si pretendía hacerlo. Y tenia en consecuencia un efecto claro como frente que buscaba aglutinar todas las tendencias políticas. Ese frente se agotó, abriendo una serie de perspectivas alternativas de futuro político, antes impensadas, este es el síntoma mas claro del inicio en la configuración de nuevo estado mexicano.
La encrucijada es, ¿estamos o no en vísperas de una ampliación en la participación de tal naturaleza que conduzca a un sistema político más democrático?; están en aptitud de lograrlo los principales actores políticos?. Por que una cosa son los ofrecimientos y propuestas de campaña para atraer votos y ganar la elección, y otra muy distinta, son las acciones de gobierno que integran el quehacer político del Estado., una cosa es el surgimiento de un electorado mas consciente e informado que cataliza las tendencias sociales a la participación, presentes desde hace tiempo en la sociedad. Otra muy diferente la capacidad de los actores políticos principales, los partidos y sus dirigentes, para entender esa realidad y conducirla adecuadamente.
De inicio, una respuesta a estas cuestiones se halla en los esquemas temáticos que hoy se debaten en el país. El tema central es el de la democracia que ante todo ha sido y sigue siendo de manera pre dominante una preocupación de las elites políticas, mas que objeto de una amplia demanda popular.
Clara evidencia del carácter distinto de este debate esta en el hecho de que el sistema de partidos ha cambiado de manera notable relativamente en pocos años. Antes ese sistema de partidos estaba compuesto por un partido dominante y varios pequeños. Un pluripartidismo desequilibrado evidentemente, ahora hablamos de un tri o tetra partidismo, de acuerdo con los resultados de las selecciones. Se configura una organización fuerte de tendencia populista que arrasó las selecciones; a sus flancos dos agrupaciones, una de derecha, otra a la izquierda aparente; en cuarto lugar, la organización política que participó en el diseño del Estado Mexicano.