De múltiples formas se ha dicho -dentro y fuera del país- que la famosa reforma judicial es un experimento que lleva a la destrucción del Poder Judicial. También se ha dicho que la necesidad de tener una mejor procuración e impartición de justicia en México no va a lograrse con esta reforma, sino todo lo contrario, se va a empeorar de manera grave. La elección de jueces, magistrados y ministros es una aberración prácticamente única en el mundo. La reforma destruye la carrera judicial. Se ha repetido por el oficialismo que el Poder Judicial es el único que no se había reformado, lo cual es falso, se reformó desde los años 90.
En cada paso que se da para implementar la reforma se ven sus fallas. Son varias las implicaciones que llevará consigo la reforma: en primer lugar, se acaba la independencia que tenía el Poder Judicial basado en una larga carrera judicial, estudio, experiencia y méritos, con lo que se blindaba la actuación de los juzgadores a las presiones e intereses en juego. Sin duda, hay juzgadores que violentan esa autonomía. En segundo lugar, la falta de idoneidad, porque al reducir al extremo los filtros de entrada se simplificó y se facilitó, como en una kermés, quién puede ser juzgador. En tercer lugar, se establecieron mecanismos de control político con la creación de un comité de disciplina, como en la santa inquisición, que ejercerá el control sobre las resoluciones que no sean del agrado del poder. En cuarto lugar, la reforma no parte de un diagnóstico, no se quiere entrar al problema de fondo y se dejan completamente fuera las partes que integran la procuración de justicia, como las policías, las cárceles, los ministerios públicos, las fiscalías, que dependen del Poder Ejecutivo, y todo va a la parte de impartición de justicia, que funcionaba mucho mejor. Por esa razón se ha especulado que esta reforma suena a control y venganza, porque se sabe que la elección popular de los jueces no garantiza una mejor justicia, sino que la politiza en un momento en que el partido gobernante se ha convertido en dominante.
La elección del próximo 1 de junio ha tenido diversas complicaciones: las prisas para legislar la reforma llevaron a errores y vacíos graves que se han ido manifestando en el camino. El argumento populista de que la reforma fue un mandato popular de la elección presidencial, es falso o, al menos, completamente discutible. Se dejó en manos del INE la organización de una elección imposible. Se pidió un presupuesto y el gobierno lo recortó a menos de la mitad. Luego llegaron las complicaciones técnicas, empatar la geografía electoral con la judicial; ajustar el recorte de recursos que llevará a tener menos casillas, una capacitación más pobre y la omisión de medidas que garanticen la calidad del sufragio al que estamos habituados. Más tarde llegaron los problemas de las listas en donde cada poder nombró a un comité de selección; pero también se interpusieron múltiples órdenes de suspensión por parte de jueces, pero solo el comité del Poder Judicial obedeció y detuvo su trabajo; hay un conflicto entre jueces y el tribunal electoral. Este tribunal, sin tener facultades, instruyó al Senado a hacer una tómbola para establecer la lista de los candidatos del Poder Judicial. Si todo esto suena kafkiano, qué decir de la boleta electoral que aprobó el INE para que los ciudadanos emitan su voto, la cual es una invitación para equivocarse. Así, los ciudadanos que vayan a votar, convencidos de que participan en una elección democrática, se encontrarán con listados de nombres desconocidos en donde tendrán que marcar números entre decenas y decenas de opciones, para jueces, magistrados y ministros, y las especialidades de cada rama del derecho. En suma, un laberinto intransitable porque en el fondo la elección, sus procedimientos y resultados, son lo de menos, el chiste era apropiarse del Poder Judicial, como lo veremos en septiembre próximo.
Se perderá la división de poderes y el contrapeso judicial, México entrará a una etapa de autoritarismo en donde Morena cambió el régimen, concentró el poder y volvió a la justicia una kermés de ocurrencias. Mala señala para un momento muy delicado en la relación con Estados Unidos…