Como sucede prácticamente en todo el mundo, la sucesión papal -tras la muerte de Francisco la madrugada de este lunes 21 de abril- refleja las críticas tensiones entre el progresismo y el conservadurismo, en este caso dentro de la Iglesia Católica y el Vaticano.
Como consecuencia de esa crisis fue que llegó al papado el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio el 13 de marzo de 2013, luego de que su antecesor Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) abdicara del trono de San Pedro y se convirtiera en Papa Emérito hasta su fallecimiento el pasado 31 de diciembre de 2022.
En la abdicación al papado de Benedicto XVI -hecho sin precedente en 700 años- hubo razones de salud, sí, pero también y sobre todo discrepancias respecto a la renovación y actualización de la doctrina de la Iglesia Católica, proceso que el papa Francisco condujo a lo largo de doce años de pontificado, en temas como la homosexualidad, el sacerdocio femenino, el celibato sacerdotal o la comunión de los divorciados, lo que ha atizado fuertes discrepancias con el ala más conservadora del Vaticano.
De uno y otro bando se vislumbran posibles sucesores de Francisco.
Entre los progresistas que seguirían el rumbo por él trazado, están el cardenal filipino de 67 años, Luis Antonio Tagle, exarzobispo de Manila y actual prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, con un estilo pastoral muy cercano a la gente; y el cardenal argentino de 62 años, Víctor Manuel "Tucho" Fernández, cercanísimo a Francisco y actual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, segunda posición de poder más importante de la Curia vaticana, tan solo por debajo del secretario de Estado, que en la actualidad es el cardenal italiano de 70 años, Pietro Parolin, otro papable, pero de línea moderada y pragmática, intermedia entre el progresismo de Francisco y el conservadurismo de Benedicto XVI, posición similar a la de otro de los favoritos, el también italiano cardenal Matteo Zuppi, de 69 años, arzobispo de Bolonia, reconocido por su fuerte compromiso social.
Otros que suenan para suceder a Francisco en el trono del San Pedro son: el cardenal de Sri Lanka de 78 años Malcolm Ranjith (moderado y anticorrupción) y el cardenal de Ghana de 76 años Peter Turkson (con sensibilidad social y enfoque diplomático).
Entre los conservadores está el cardenal húngaro, Péter Erdó de 72 años, arzobispo de Budapest, quien fuera muy cercano a Benedicto XVI y es abiertamente crítico de Francisco; y el ultraconservador cardenal de Guinea, Robert Sarah de 79 años, crítico frontal del actual pontífice en temas de liturgia y moral sexual, quien será cardenal elector y por lo tanto papable hasta el próximo 15 de junio, día en el que cumple 80 años y quedará impedido de participar en el cónclave como elector y posible elegido.
Sarah, por ser de raza negra, ha revivido las especulaciones apocalípticas del boticario italiano Michel Nostradamus, quien en su libro "Las Profecías" publicado en 1555, vaticinó que la asunción al trono de San Pedro de un papa negro marcaría el inicio del fin de los tiempos.
Tras la llegada de Francisco al papado se popularizó la versión de que el papa negro era él, toda vez que así se le ha llamado al superior de la Compañía de Jesús, la "orden negra" por el atuendo de quienes como el actual Papa profesaron en ella. Pero luego se comentó que la versión no encajaba con lo predicho por Nostradamus, ya que cuando Francisco se convirtió en el sumo pontífice católico, ya no era el superior de la orden de los jesuitas.
EL PROBLEMA DEL CÓNCLAVE
La Iglesia Católica tiene hasta ahora 252 cardenales, de los cuales 164 fueron creados por Francisco en diez consistorios, número récord de consejos de purpurados presididos por un mismo Papa, uno más que los encabezados por Juan Pablo Segundo.
De esos 252 cardenales, 114 no son ya electores por haber llegado a los 80 años y 138 sí lo son por tener menos de esa edad.
El problema que se plantea ahora es que a un cónclave solo pueden entrar 120 cardenales electores. Hoy por hoy sobran dieciocho y si bien de aquí a noviembre próximo 15 llegarán a los 80 años y dejarán de ser electores, seguirían sobrando tres que estarían llegando a la edad del retiro en los primeros meses de 2026.
De manera que, para respetar la regla de los 120 cardenales electores, la realización de un cónclave debería ser hasta marzo del próximo año. ¿Qué hará el Vaticano ahora que Francisco murió meses antes de esa fecha?
LA GOBERNANTA QUE LLEGA
El anterior escenario, del que no se tiene suficiente registro y experiencia, se suma al de otro cambio histórico, parte de la renovación promovida por Francisco, pero muy cuestionada por los sectores conservadores y ultraconservadores de la Iglesia, que tuvo lugar los primeros días de marzo en El Vaticano.
La hermana franciscana Raffaella Petrini, de 55 años, se convirtió en la primera mujer en dirigir la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y por lo tanto la gobernación de este.
Sucedió al cardenal Fernando Vérgez Alzaga, de los Legionarios de Cristo, quien llegó a la jubilación obligatoria de los 80 años.
La hermana Petrini trae la experiencia de haber sido la segunda de Vérgez Alzaga en una tarea nada fácil, pues hablamos de -como dice el doctor en antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Elio Masferrer Kan, especialista en el estudio de las religiones- "transformar la estructura burocrática más antigua del mundo occidental".
De acuerdo con la información del académico, la Iglesia Católica cuenta con "más de mil millones de feligreses y un millón de empleados a tiempo completo (400 mil sacerdotes y 600 mil religiosas)", en una estructura de más de 5 mil diócesis y alrededor de mil órdenes y congregaciones masculinas y femeninas, organizadas en más de 25 ritos entre el latino, los orientales y más recientemente los africanos y los de los pueblos originarios de América.
Raffaella Petrini se suma así a la designación de otro alto cargo femenino en el Vaticano, el de la hermana Simona Brambila, jefa del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.