La vegetariana es la novela más conocida y vendida de la autora surcoreana Han Kang, última ganadora del Nobel de Literatura en noviembre de 2024. Algunos de los efectos de este libro son: que incomoda al lector/a, desafía sus percepciones y cuestiona lo que se considera normal. Tanto con sutileza como con violencia consigue contar una historia de resistencia, opresión y descomposición psicológica.
Esta novela corta trata de una mujer que deja de comer carne, sí, pero sobre todo de los efectos de una decisión en una sociedad que no tolera la diferencia. La estructura de la historia se divide en tres partes, cada una narrada desde el punto de vista de un personaje distinto: primero el esposo de la protagonista Yeong-hye, luego su cuñado, y el tercero por su hermana. El personaje principal apenas tiene voz en la historia, a través de la descripción de unas pesadillas que no la dejan dormir. El resto de la transformación que sufre Yeong-hye desde que elige no comer carne es juzgada y manipulada por quienes la rodean. Los narradores de cada capítulo permiten ver el impacto de su decisión desde perspectivas que revelan diferentes modos de violencia. Por ello, las y los lectores atravesamos por una sensación de angustia y desesperanza, debido a la alienación y deshumanización de dicho personaje.
La narrativa de Kang es hipnótica, precisa y minimalista. Aunque sencilla en su lenguaje, es profundamente simbólica: el rechazo de Yeong-hye a la carne es también un rechazo a las normas impuestas sobre su cuerpo, sobre su identidad. La autora va de lo surreal a lo onírico, con el empleo de imágenes perturbadoras para representar el deterioro físico y mental de la protagonista.
Los temas en que se centra esta historia son la represión social, el control sobre el cuerpo femenino y la disociación con la realidad. El personaje principal es castigado por su intento de autonomía, en la que no comer carne es visto como una amenaza al orden establecido. Ella se convierte en “lo otro”, alguien con quien no quieren convivir porque desestima la tradición y pone a prueba las convenciones. En una sociedad que pide conformidad, cualquier forma de resistencia es una locura. La novela también explora el deseo y la violencia de una manera cruda, mostrando cómo la protagonista se convierte en objeto de obsesiones ajenas.
“No supe qué más decirle. Sabía, de haberlo leído y escuchado, que estaba de moda ser vegetariano en estos días. La gente se hacía vegetariana para tener una vida más sana, para cambiar su metabolismo y dejar de sufrir alergias y piel atópica, o simplemente para cuidar el medio ambiente. Los monjes budistas que hacían vida retirada también eran vegetarianos, pero lo eran por una buena causa: evitar hacer daño a los seres vivos. ¿A qué venía esa extravagancia de mi mujer? Ni que fuera una adolescente caprichosa. No necesitaba bajar de peso ni tenía que curarse ninguna enfermedad, pero había cambiado sus hábitos de alimentación por una simple pesadilla. ¡Ni que estuviera poseída por un demonio! ¿Cómo podía ser tan tozuda e ignorar de aquella manera la oposición de su marido?”.
La vegetariana fue publicada en Corea del Sur en 2007, años después traducida al inglés y premiada con el Man Booker International Prize en 2016. Dicho premio puso los ojos de editoriales de otros países sobre esta autora, y a partir de ahí comenzó a traducirse a otros idiomas ésta novela como sus otros libros. En Corea del Sur, La vegetariana tuvo un impacto profundo y controvertido. Su exploración de la represión, la autonomía corporal y la disociación con la realidad desafió las normas tradicionales de una sociedad que aún mantiene valores patriarcales y expectativas rígidas sobre el papel de la mujer. La novela generó debates sobre la salud mental, la feminidad y la presión social, convirtiéndose en un referente de la literatura feminista en el país.
Definitivamente, recomendada para quien guste de una crítica social aguda, de reflexiones en torno al poder, al deseo y a la libertad individual.