Aprendimos muchas cosas en la escuela y nos costó un buen de trabajo, teniendo la angustia de aprobar o reprobar un examen. Pues ahora resulta que toda esa información no la hemos usado nunca y que, si acaso la necesitáramos, la podemos obtener rápidamente de Internet.
Para saber en qué galaxia se ubica nuestro mundo, o quién fue el que publicó la Teoría del origen de las especies, o cómo se llama un polígono de doce lados, antes consultábamos en los libros, pero ahora, con la facilidad de las redes electrónicas, le darán las respuestas en unos cuantos segundos: la Vía Láctea, Charles Darwin y dodecaedro. ¡Listo, ya está!
En un taller de la clase de física, cuando estudiaba en la universidad, me topé con un medidor de presión cuyo nombre correcto es el manómetro. Un día dije: “A ver cuánto marca la ancheta esta…” en donde la ancheta viene siendo el referido manómetro, pero a mí nunca me lo dijeron. Ahora es fácil encontrar esa información.
¿Sabe usted que la mosca es un insecto díptero? A lo mejor sí o tal vez no… pero ¿qué es díptero? Lo que sí sabemos es que la mosca molesta y molesta y no se deja matar con el matamoscas.
Insecto díptero es aquel que tiene dos alas de cada lado. Está muy bien, pero ¿de qué sirve saberlo? ¿Cuál es la utilidad práctica de tener esa información? Si no soy biólogo.
Lo mismo sucede con saber la fórmula química del agua (H2O), que el componente principal del aire es el nitrógeno o que la suma de los ángulos de un triángulo es de 180 grados.
Son datos que en su tiempo nos hacían que los aprendiéramos de memoria y me he dado cuenta de que ahora, a muchos jóvenes, no les exigen eso porque tienen acceso a la información de forma inmediata. Lo que pasaba con nosotros es que, de alguna manera, al introducir esos datos en nuestra memoria, ésta se ejercitaba y era capaz de ir reteniendo cada vez más información y eso nos daba un panorama más amplio para utilizar a la hora de, ahora sí, hacer un razonamiento con los elementos retenidos.
Ahora ya no es indispensable que te aprendas la fórmula, el dato, el nombre… al cabo lo traes en tu teléfono.
Sin embargo, la realidad es que estamos perdiendo la memoria. ¿O a poco usted se acuerda ahora del número de teléfono de sus amigos? Sinceramente, yo tengo dificultad hasta de recordar mi número de celular, porque ahora dependemos de estos aparatos para usarlos como nuestra memoria.
¡Qué barbaridad!
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.
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ME PREGUNTA Sergio Sánchez: “Conferenciante y conferencista, ¿son lo mismo?”
LE RESPONDO: No necesariamente. Conferenciante es el que imparte una conferencia. Conferencista es el que se dedica a dar conferencias. Puedes ser un conferenciante en alguna ocasión, pero no dedicarte a eso.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: El buen general sabe vencer, pero también sabe no abusar de su victoria
