Llama Iglesia a la purificación espiritual y reconciliación
Durante la misa dominical en el templo de Santiago Apóstol, en Monclova, el diácono Octavio Carranza reflexionó sobre el jubileo de 2025. Destacó la importancia de las indulgencias y la disposición espiritual para alcanzar el perdón divino.
Carranza señaló que “el cielo está abierto para todos” y enfatizó la necesidad de trabajar en la vida interior para recibir la gracia del Señor. Las lecturas del día, tomadas del libro del profeta Isaías y el evangelio, subrayaron el vínculo esponsalicio entre Jesús y su iglesia.
Reflexión sobre la relación entre Jesús y la iglesia
El diácono recordó las catequesis del Papa Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo, que explican este significado esponsalicio. Jesús, como el esposo perfecto, desea una iglesia pura y sin mancha, similar a una novia preparada para el banquete de bodas.
"El Señor nos pone los medios para volver al banquete inmaculados, como una novia ataviada para su novio", expresó Carranza. Resaltó que el bautismo es el primer paso hacia la purificación, pero el camino requiere una purificación constante.
En su mensaje, también explicó que el pasaje de las bodas de Caná, donde Jesús convierte el agua en vino, simboliza la alegría, la fiesta y la gracia que él nos ofrece. Las tinajas utilizadas para las purificaciones judías adquirieron un nuevo significado, representando el vino como su sangre derramada por nosotros.
María como intercesora y modelo de discípulo
El diácono destacó la figura de María como intercesora en la historia de la salvación. Recordó sus palabras en Caná: "Hagan lo que él les diga". Subrayó que María es ejemplo de madre, discípula y fiel seguidora de las enseñanzas de Jesús.
Carranza concluyó afirmando que el jubileo 2025 es una oportunidad para reflexionar sobre la salvación y reconciliarnos con Dios. "Al cielo no entra nada sucio", advirtió. Invitó a los fieles a purificar sus vidas y prepararse para el banquete celestial.
El mensaje del diácono fue un llamado a la conversión, recordando que el camino hacia Dios está allanado, con barandales firmes para evitar caídas, y que todos estamos invitados a disfrutar del banquete eterno.