
El paso por el desnivel del 11-40 en Gómez Palacio, fue impresionante (EL SIGLO DE TORREÓN / ENRIQUE TERRAZAS)
Se corrió otra edición más del Maratón Internacional Lala. El principal enemigo que se pronosticaba para los atletas recreativos, era el clima, pero las nubes impidieron que el sol pegara de lleno en la Comarca.
Eso abrió la posibilidad que tuvieran buenos tiempos, dando su máximo esfuerzo, aunque a varios les cobró factura, con los temidos calambres, al forzar los diferentes músculos a su tope de capacidad, pese a la preparación que tuvieron durante la semanas previas.
El ambiente en las calles de las tres ciudades de la Comarca Lagunera, fue espectacular. Lerdo no defraudó y desde el paso de los participantes de capacidades diferentes, el ánimo en los primeros minutos de la mañana, fue impresionante y aumentó, con el paso del grueso de los corredores.
Gómez Palacio pobló el Boulevard Miguel Alemán tanto en la ida como en el retorno de los atletas de Ciudad Jardín. En las últimas ediciones, se ha tenido un ambiente único, acompañado por varios grupos musicales que con sus notas, impulsan a los maratonistas. El paso de los corredores por el Puente Plateado fue deslumbrante y para los foráneos que participaban por vez primera, fue emocionante.
El recibimiento en Torreón fue inigualable y aunque el Boulevard Constitución se vio con personas contadas con las manos, la Avenida Madrid en San Isidro lo compensó.
La marea de los participantes inundó el Boulevard Independencia, para que el ánimo se maximizara en el Paseo Colón, así como el gran ambiente en la Plaza Mayor con la activación del Instituto Municipal del Deporte (IMD), con la inmensa bandera mexicana que ondeaba en todo su esplendor.
El recorrido por la Avenida Juárez, fue aumentando la adrenalina para los atletas. Pasaron por un costado del Bosque Venustiano Carranza, por lo que todavía les restaba 15 kilómetros por concluir, pero las porras y la energía inyectada por los laguneros en el Paseo Central de Torreón Jardín y alrededor del Campestre Torreón, fue suficiente para el esfuerzo final de los cientos de participantes, quienes cruzaron la META, algunos en compañía de sus hijos todavía en brazos.