Ramón Sotomayor (EL SIGLO DE TORREÓN)
El fin de semana pasado, el maestro Marco Núñez, flautista principal de la Camerata de Coahuila, y Emmanuel Padilla, arpista e integrante del grupo de concertistas de Bellas Artes, impartieron charlas y conciertos didácticos sobre la música atonal, una corriente artística que figuró a principios del siglo XX y que tiene en Arnold Schoenberg a uno de sus principales compositores. Las presentaciones tuvieron lugar en la cafetería Sinfonía del centro de Torreón y en el teatro del Instituto de Música de Coahuila (INMUS).
“Todo viene del impresionismo. Todavía hay un debate de cuándo habrá empezado, porque el mismo Franz Liszt tiene una obra que se llama Bagatela sin tonalidad (1885), a propósito le puso el nombre, y pues hay un debate acerca de si verdaderamente es sin tonalidad. Pero donde se considera el inicio definitivo es a partir de 1909, justo con Arnold Schoenberg y sus Tres piezas para piano Op. 11”.
Atonal quiere decir que una pieza musical no tiene tonalidad definida. Una de sus características es el empleo de todas las notas de la escala cromática, pero sin establecer un centro tonal. Núñez indica que, en definitiva, Schoenberg empleó un sistema dodecafónico en sus Tres piezas para piano, lo cual quiere decir que ya no se basó en la tonalidad, tal como fue el caso de Liszt.
En sus intervenciones, explicó de qué se trata la música atonal, así como sus diferencias respecto a la música con tonalidad y los elementos clave, que pueden dar certeza sobre si lo que se escucha es una pieza atonal o no.
“En realidad el público no está lejos de la música atonal, sólo que muchas veces no nos damos cuenta. Uno de los ejemplos es la Suite campesina, de Bartók. No es música que uno inmediatamente asociaría con la atonalidad, pero es música folclórica húngara que no está basada en la música tonal de Occidente. Entonces, en términos estrictos, no es tonal, y esto pasa en muchos casos”.
Luego, el maestro Núñez analiza la música prehispánica, la cual tampoco es tonal, pero esta característica no la aleja del público ni suele generar molestias. Otro modelo es la banda sonora de la saga cinematográfica de Star Wars, compuesta por John Williams.
“No estamos tan ajenos a la atonalidad, incluso hay piezas musicales atonales que han ganado Oscares por mejor ‘score’ de película. Entonces, no es algo que no se pueda pensar, ni que no pueda gustar, ni que no hayamos oído nunca, nada más que a veces no sabemos lo qué es atonal”.
Entre otras piezas atonales relevantes para entender esta estética musical se pueden citar 3 Etudes Op. 65 (1912), del ruso Alexander Scriabin; Voiles (1909), de Claude Debussy; Central Park in the Dark (1906), de Charles Ives y 4 Lieder (1910), de Alban Berg.
Cabe recordar que, recientemente, se hizo público que más de 100 mil partituras de la biblioteca de Arnold Schoenberg (probablemente algunas de ellas con piezas del compositor), fueron destruidas por los incendios en Los Ángeles, California, Estados Unidos.