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México, vértice de una América integrada

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

En el siglo XIX la competencia geoeconómica fue entre imperios coloniales. En el siglo XX se impuso una rivalidad entre dos superestados. La marca de la carrera del siglo XXI se configura entre bloques regionales. Quien siga creyendo que un solo estado nacional puede contar con las capacidades suficientes de imponerse a todos los demás, vive en un anacronismo. Un país es hoy tan fuerte como el bloque económico al que pertenece. Y para que un bloque prospere, sus integrantes deben establecer un juego de suma no nula, es decir, que todos ganen.

Las cartas que ha mostrado Trump 2.0 en sus primeros días apuntan en contrasentido. Cree que EEUU puede, "solo", mantenerse en la cúspide. Pero no es así. Y México tiene un rol de primer orden en la nueva dinámica global. El presidente estadounidense debería saberlo. La nueva globalización regionalizada que nace tras la descomposición de la hiperglobalización de las cuatro décadas neoliberales se sustenta sobre seis bloques económicos territoriales.

El más nuevo, pero también el más potente y poblado es el bloque de Asia Pacífico, formalizado por 15 países en 2020 con la firma del acuerdo para crear la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) y cuyo eje es China. La región tiene un producto interno bruto (PIB) a paridad de poder adquisitivo (PPA) de 61 billones de dólares (bdd), lo que representa el 33 % del PIB PPA global, es decir, uno de cada tres dólares que circulan por el mundo. Estamos hablando de un bloque se extiende por 22.5 millones de km2 habitado por 2,200 millones de personas. Pekín sabe que su eventual hegemonía global depende de la fortaleza e integración de Asia Pacífico.

Detrás de la RCEP está Norteamérica, el bloque más rico de todos con un PIB PPA per cápita de 68,627 dólares. Constituido en 2018 sobre la base del viejo TLCAN con la firma del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), abarca 21.1 millones de km2 sobre los que viven 510 millones de personas que en conjunto producen una economía de un valor de 35 bdd, equivalente al 20 % del PIB PPA global. El motor de esta productiva región es EUA pero su capacidad depende cada vez más de la integración de las industrias de los tres países en una relación de innovación, alto valor y rentabilidad.

El tercer bloque por peso económico es Europa, el más integrado de todos dentro de las estructuras de la Unión Europea (UE). Heredero de las comunidades nacidas tras la Segunda Guerra Mundial, y conformado oficialmente en 1992 con la firma del Tratado de Maastricht, hoy aglutina a 27 países en un territorio de 4.2 millones de km2 y una población de 450 millones de habitantes. Su PIB PPA, de 28 bdd, representa el 15 % de la economía mundial. Aunque cada estado nacional conserva su soberanía, en términos económicos actúan como una entidad supranacional. Tras la salida del Reino Unido, el eje de la UE recae en Alemania y Francia, los países más industrializados.

Asia Pacífico, América del Norte y la Europa comunitaria son, sin duda, los bloques que mueven la economía global. Las tres regiones concentran el 68 % del PIB PPA del mundo. El resto, 32 %, se reparte en otras tres regiones integradas.

La más grande de todas por territorio y número de países es África. Este bloque nació en 2018 con la firma del tratado que creó la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por sus siglas en inglés). Congrega a 55 países, prácticamente todos los del continente, con una superficie de 30.2 millones de km2 y una población de 1,450 millones de habitantes. Es la región con mayor proyección de crecimiento demográfico y cuenta con un PIB PPA de 10 bdd. Sus motores económicos son Egipto, Nigeria y Sudáfrica.

De los seis bloques, el más estratégico es el de Eurasia, impulsado por Rusia y conformado por 5 países dentro de la Unión Económica Eurasiática (UEE), creada tras la firma de un tratado en 2014. Con un PIB PPA de 8 bdd, 20.2 millones de km2 y 185 millones de habitantes, la UE hace valer la teoría geopolítica de Halford J. Mackinder que se resume en una frase: quien controle el corazón de Eurasia, controlará el mundo. Esta área pivote abarca desde Europa del Este hasta Siberia Oriental y desde la costa del océano Ártico hasta Asia Central.

El bloque más antiguo de todos es Sudamérica, fundado en 1991 y constituido por 5 países en el Mercado Común del Sur (Mercosur). Se extiende por un territorio de 20.1 millones de km2, en el que habitan 295 millones de personas que producen una economía a valor de PPA de 6.4 bdd. El motor de la región es Brasil que, toda proporción guardada, juega un rol similar al que EUA desempeña en el T-MEC, aunque con un matiz importante: el principal socio comercial del gigante sudamericano no es ninguno de sus socios de bloque, es China.

Como el lector habrá observado, cada bloque tiene una característica que le aporta su atractivo. Sin embargo, no se trata de bloques monolíticos carentes de diferencias o problemas externos e internos. En Asia Pacífico, China enfrenta fricciones con Japón, Filipinas y Australia por el control de los mares y el soberanismo de Taiwán. En Norteamérica, el proteccionismo nacionalista de Trump 2.0 se erige como la principal amenaza. En Europa, la guerra en Ucrania y las fuerzas centrífugas de la ultraderecha amenazan la viabilidad del bloque.

No debemos descartar la creación de nuevos bloques económicos, que pueden surgir sobre la base de los ya existentes. Y aquí es donde México puede desempeñar un papel de primer orden. Dentro del Plan México, el gobierno de Claudia Sheinbaum contempla la integración económica de toda América. Dicha integración tendría que darse por fases.

Una primera fase sería la conformación de un bloque latinoamericano con dos ejes claros: México y Brasil. Si América Latina fuera una región económica estaría formada por 20 países, 660 millones de habitantes, 20.1 millones de km2 y un PIB PPA de 13.9 bdd. Pero lo más interesante no es el valor de mercado de este posible nuevo bloque. Latam se puede conectar con Norteamérica… ¡a través de México! Un potencial gran bloque americano estaría en mejores condiciones de hacer frente a China y su región. Seríamos 22 países, 1,040 millones de habitantes, 39.9 millones de km2 y un PIB PPA de 45.6 bdd, con dos ejes, EUA y Brasil, y un vértice: México.

¿Por qué México? Es el quinto país del mundo con más tratados comerciales y el segundo de América, también en coeficiente de apertura. Es el principal socio comercial de EUA, la primera potencia manufacturera de Latam y la economía más grande de habla hispana. Esta realidad, aunada a la potencia de su demografía y su estratégica ubicación hacen de México el vértice ideal de una América integrada. Un puente que une no sólo al sur con el norte del continente, sino también a América con Europa y Asia. Sería tan bueno para todos los americanos, como para nosotros los mexicanos. ¿No lo crees?

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