El filósofo está filosofando sobre Dios.
Está filosofando sobre el mundo.
Sobre la vida.
Sobre el hombre y la mujer.
Sobre el amor.
En ese momento al filósofo le sobreviene un súbito y punzante dolor de muelas.
Y no filosofa ya sobre el amor.
Sobre la mujer y el hombre.
Sobre la vida.
Sobre el mundo.
Ni sobre Dios.
¡Hasta mañana!...