Historias de la creación del mundo.
El Espíritu Santo se quejó con el Padre:
-¿Por qué me hiciste encarnar en forma de paloma? Tantas hay, y ya ves lo que les hacen a las estatuas y a las catedrales. Me habría gustado más tener figura de ave del paraíso, de cisne, de quetzal, o al menos de alondra o golondrina, que tan cantadas son por los poetas. Pero eso de ser paloma como las de plaza pública no acaba de gustarme.
El Padre suspiró. Dijo en tono lamentoso:
-Me explico que el hombre y la mujer no estén contentos nunca con lo que les doy, pero ¿cómo es posible que no estemos conformes yo con yo?¡Hasta mañana!...