¿Quién no ha escuchado ésta famosísima aria de ópera? Pero ¿de dónde viene, y por qué es tan famosa? Esta aria la encontramos en el primer acto de la ópera El Barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini. Es una ópera bufa basada en la comedia teatral Le Barbier de Séville del francés Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais.
Se estrenó el 20 de febrero de 1816 en Roma con un rotundo y vergonzoso fracaso. Sin embargo, a partir de la segunda representación, el Barbero de Sevilla, se ha colocado como la mejor ópera bufa de la historia, al grado de escuchar a Beethoven decir al joven Rossini: "No deje de componer muchos barberos".
La historia es muy sencilla. Bartolo, el viejo doctor planea casarse con su bella y joven alumna Rosina a la que tiene casi en cautiverio, pues es su tutor. Sin embargo, el Conde de Almaviva está enamorado de Rosina y ella corresponde a su amor. Para poder salvarla de las garras del doctor Bartolo, el joven Conde pide ayuda a Fígaro, el factótum della cita… Al final el Conde de Almaviva logra entrar en la casa de Bartolo y después de miles de enredos, los jóvenes amantes terminarán uniéndose en matrimonio. Es en verdad sorprendente que no haya una sola aria donde se encuentren Rosina y el Conde solos en alguna escena de cortejo o de declaración de amor.
Pero, en definitiva, ello no hizo falta por dos razones; en primer lugar porque la trama es contundente y en segundo lugar, y quizá la razón más importante, es que el amor no es el móvil de la historia. El motor del Barbero de Sevilla es el dinero. En un mundo donde todos tienen un precio, el Conde de Almaviva, sabe que el verdadero amor llegará sólo ocultando su posición. Por ello se presenta ante Rosina como un tal Lindoro, y no como Conde, diciéndole: "Ricco non sono", -rico no soy- haciendo patente que su moneda, es el amor. Lo que sigue es una serie de compra y venta de servicios sin decoro alguno. El Conde compra los servicios de Fígaro para que éste le sirva y le facilite el camino para casarse con Rosina. Hay una aria en donde claramente queda esto de manifiesto: All'idea di quel metallo portentoso, onnipossente, un vulcano la mia mente già incomincia a diventar! ¡La sola idea de ese metal poderoso, omnipotente, en un volcán mi mente empieza convertirse! Don Basilio, el maestro de música de Rosina también será sobornado para que guarde silencio y pueda llevarse a cabo la unión de los enamorados. Por su parte Don Bartolo tampoco desea casarse con Rosina por amor sino por su jugosa dote. Ello queda de manifiesto cuando a pesar de no consumarse su matrimonio, el sonríe por haber conseguido el preciado tesoro.
Ésta es una de las óperas más famosas por el nivel de virtuosismo técnico y belleza absoluta. Pero también es sumamente actual por el peso que le hemos dado a Don Dinero en los últimos años, aunque de antaño ya lo señalaba Quevedo:
Madre, yo al oro me humillo, / él es mi amante y mi amado, / pues de puro enamorado /de continuo anda amarillo. / Que pues doblón o sencillo / hace todo cuanto quiero, / poderoso caballero / es don Dinero.