Alberto Xicoténcatl Carrasco, Director de la Casa del Migrante en Saltillo. (MARISELA SEVILLA)
La incertidumbre sobre el inicio de deportaciones masivas de mexicanos desde Estados Unidos sigue latente; sin embargo, Alberto Xicoténcatl Carrasco, Director de la Casa del Migrante en Saltillo, expresó que no es posible prever cuándo se llevarán a cabo las deportaciones, pese a las declaraciones del presidente Donald Trump, quien ha señalado que implementará decretos presidenciales desde el inicio de su mandato.
Xicoténcatl subrayó que, si bien las intenciones están claras, los decretos deben ir acompañados de una estrategia y presupuesto que aún se encuentran en fase de desarrollo.
"Desconocemos cuándo podrían comenzar las deportaciones. Los decretos presidenciales necesitan una metodología específica, además del presupuesto que aún está por definir", explicó el director.
Uno de los factores clave para la ejecución de estas políticas es la autorización del Congreso estadounidense, que debe aprobar los fondos necesarios. Si bien la administración de Joe Biden ya gestionó el presupuesto para el año fiscal 2025, no se prevé que haya un aumento en los recursos destinados a las deportaciones, dijo.
Xicoténcatl advirtió que, aunque es probable que las deportaciones comiencen en algún momento, no se espera que los resultados sean inmediatos. "Creo que las primeras acciones visibles podrían darse hacia mediados de 2025"; expresó, enfatizando que los plazos de implementación son inciertos.
Otro aspecto relevante en este proceso es la posible intervención de los estados fronterizos; al respecto, Xicoténcatl destacó que cualquier intento de acción inmediata a nivel local podría ser detenido por la justicia estadounidense si se considera ilegal.
Frente a este panorama incierto, las organizaciones de la sociedad civil y los albergues fronterizos, como la Casa del Migrante, están trabajando a máxima capacidad. Estos centros, que históricamente han acogido a migrantes en tránsito hacia Estados Unidos, también han recibido a un número creciente de mexicanos desplazados por la violencia en estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
“La situación es difícil. Los albergues están al 100% de su capacidad, y el número de familias mexicanas que llegan aumenta cada día. Las limitaciones económicas, físicas y humanas hacen casi imposible expandir la infraestructura de apoyo”, indicó Xicoténcatl.
De igual manera, el Director de la Casa del Migrante hizo un llamado a la cooperación y al apoyo urgente de recursos, dado que las necesidades son cada vez mayores y las capacidades de los albergues están al límite.
