LOUIS-FERDINAND CÉLINE / LONDRES.
La comedia humana del horror según Céline: un submundo londinense de prostitutas, proxenetas, traficantes, terroristas.
Tras recuperarse de las heridas sufridas en el frente, Ferdinand, el protagonista de Guerra, abandona Francia y pone rumbo a Inglaterra. Se instala en Londres, en una turbia pensión del Soho, donde es testigo de una suerte de comedia humana del horror. Por allí pululan personajes siniestros como Cantaloup, un proxeneta procedente de Montpellier; un soplón que responde al nombre de Bijou; Borokrom, un exiliado ruso que se dedicaba a poner bombas… Y también Angèle, su amiga prostituta, que ahora mantiene una relación con un inglés de nombre Purcell, dueño de una fábrica y coronel del ejército.
Exploración del exilio y la marginalidad, Londres es la continuación de Guerra, aunque puede leerse de forma independiente, y muestra en todo su esplendor la visceralidad y el desgarro de la escritura de Céline.
A caballo entre lo grotesco y lo pornográfico, es un descenso a los infiernos de la sordidez de una gran urbe: prostitutas explotadas y maltratadas con extrema crueldad, violentos proxenetas, desarraigados de variado pelaje, tráfico de drogas, alcoholismo, corrupción y degradación.
La novela forma parte de los manuscritos que Céline guardó en una maleta y dejó atrás durante su huida de Francia tras la liberación junto con otros colaboracionistas de los nazis. Estos manuscritos permanecieron décadas extraviados y se daban por definitivamente perdidos hasta que emergieron de forma misteriosa en 2021. Después de un riguroso trabajo de edición, llegan ahora a los lectores como todo un acontecimiento literario.
El documentado prólogo de Régis Tettamanzi apunta a su relación con Guignol’s band, la otra novela londinense de Céline, y a los vínculos con la propia vida del escritor, que en 1915, una vez recuperado de sus heridas en la Primera Guerra Mundial, fue destinado en el consulado francés en Londres. Allí frecuentó los bajos fondos –como su protagonista– y se casó con una camarera francesa, Suzanne Nebout, matrimonio del que no queda registro alguno. Al año siguiente partiría hacia Camerún.
Escritor tan incómodo como imprescindible, Céline nos confronta con lo más oscuro del ser humano y nos regala una de las prosas más vibrantes, intensas y radicales de la literatura del siglo XX.