La vida, mi vida, la suya, la de aquel, la de cada quien está llena de experiencias que siempre dejan una lección, aunque, sea negativa, pero es una enseñanza y un aprendizaje. Comparto con usted algunas, haciendo un poco d e filosofía. . .
I.Costumbre muy arraigada en nuestra gente del campo, es que el día domingo de cada semana, de los poblados rurales “bajen” a la ciudad a hacer sus compras y reabastecer la despensa familiar. Así lo hacía don Nicanor de la Colonia Agrícola La Popular. Acompañado de su familia, se ponía sus mejores ropas “y vámonos pa’ la ciuda’”. Gustaba de esperar a su esposa e hijas bajo la sombra de un enorme árbol de tupido follaje; ellas eran quienes realmente realizaban las compras.
Estando en esa espera, se acerca una señora pidiéndole información sobre una persona cuyas características le proporciona, y don Nicanor, con esa inocencia propia de los campesinos le responde: “yo tengo aquí más de una hora con mi camisa nueva y no he visto a nadie como usted la describe”.
Este cuento tiene una moraleja: señalar el defecto común y visible que en México tenemos hombres y mujeres, somos presumidos, presuntuosos, vanidosos. Tan pronto tenemos algo nuevo, queremos que todos se enteren de esta situación, que los demás vean que hemos progresado; ¿qué caso tenía que don Nicanor le dijera a la dama que estrenaba camisa? Con razón dice el dicho “el que nunca ha tenido y por suerte llega a tener, loco se quiere volver”.
II.Celebraba asamblea ordinaria, aquella colonia de organización popular, para conocer y discutir los términos de la Convocatoria expedida para elegir al nuevo presidente de la Asociación. Había entre los asociados, algunos miembros que se oponían a dicha convocatoria, bajo el argumento de no haber sido respetados los Estatutos que previenen que la convocatoria para la renovación de la mesa directiva debe ser elaborada y publicada por el presidente saliente.
Sin embargo, a pesar de no estar de acuerdo con el procedimiento, los inconformes registraron a un candidato para el cargo de presidente de la asociación, por lo que el moderador de los debates en aquella incipiente asamblea , para justificar el procedimiento utilizado argumenta: “Caramba compañeros, ustedes están como el cuento de aquel moribundo, que en su agonía recibe la visita del sacerdote quien para darle la extremaunción, le pregunta: ¿crees en Dios todo poderoso?; contesta el moribundo, si creo, padre; ¿crees en la Virgen María, Madre de Dios?. . .Sí creo; ¿renuncias a satanás?. . .silencio, ¿renuncias a satanás?. . .nada; desesperado el sacerdote vuelve a preguntar; al fin responde el interpelado: padre, comprenda que en mis circunstancias actuales no me conviene quedar mal con nadie”.
Así ustedes amigos, continúa el moderador, no están de acuerdo con la convocatoria pero inscriben un candidato, jugando con las reglas que están impugnando, por si acaso su candidato gana.
La vida diaria nos enfrenta a situaciones difíciles en las que tenemos que optar y tomar una decisión que puede afectar el presente y el futuro de nuestra existencia, situaciones en las que somos precavidos como el moribundo, o somos hábiles como el moderador de la asamblea, si queremos seguir adelante y desatar el nudo gordiano de la vida.
III.En las ferias de pueblo, junto o al lado de los puestos de venta de tacos, lonches y gorditas se instalan también carpas que protegen mesas y sillas para que la gente juegue a la lotería, el juego que en épocas pasadas era motivo para reunir a la familia y estrechar los lazos de convivencia social, de cultivar amistades. En estos puestos el que grita o “corre” las barajas o cartas, utiliza una descripción verbal de la figura, en vez de decir su nombre, con el propósito de que jugadores y jugadoras estén atentas a su juego y pongan su “frijolito” o “maicito” o la “fichita” en la figura correspondiente.
Por ejemplo: “el que le cantó a San Pedro”. . . el gallo; “la cobija de los pobres”. . .; el sol; “la que resonó en Dolores”. . . la campana; “la que no sale del corredor” . . .la maceta; “el que se comió el azúcar”. . . el negrito.
Una dama, distraída desatendió su juego, y cuando el corredor gritó “el que pica por la cola”, la dama se apresuró a decir “buena con el borracho”. La traicionó el subconsciente, la respuesta era el alacrán.
Así sucede en la realidad, ante las dificultades que la vida plantea. actuamos precipitadamente, somos víctimas del subconsciente, optando por una decisión que no es la adecuada. Cometemos errores, incurrimos en equivocaciones, a veces con resultados funestos y desastrosos, siendo el blanco de críticas, burlas y risas maliciosas de los demás. Hay que estar alertas y jugar a la lotería de la vida con seguridad, con seriedad, convencidos de que lo que hacemos, lo hacemos bien y que es lo que debemos hacer.
Los anteriores son cuentos prosaicos, sarcásticos y hasta vulgares para algunos, pero hay que leerlos y saborearlos. No asustarnos, porque después de todo son lecciones de la vida.