ÁTICO
El nuevo Plan de Trabajo de Pemex formula objetivos sin detalle alguno sobre cuáles son los instrumentos para alcanzarlos.
Días después de la cancelación del aeropuerto de Texcoco vi a un amigo, fiel admirador de AMLO. Le pregunté si la decisión no le parecía un escándalo. Me dijo que compartía mi preocupación, pero que AMLO sabía más que nosotros. Nos los acababa de mostrar con su talento para obtener el poder.
Días después de la cancelación del aeropuerto de Texcoco vi a un amigo, fiel admirador de AMLO. Le pregunté si la decisión no le parecía un escándalo. Me dijo que compartía mi preocupación, pero que AMLO sabía más que nosotros. Nos los acababa de mostrar con su talento para obtener el poder.
No hay duda. Es un experto en política: desde el silencio más absoluto ha impuesto su agenda de gobierno a la actual administración. Pero la política y las políticas públicas son cosas muy distintas. Ser experto en lo primero no implica serlo en lo segundo. Por eso fracasó en el AIFA y en todos sus proyectos, no sólo el Tren Maya y Dos Bocas, también en su política energética, de salud, de comunicaciones, agropecuaria... Los resultados no fueron los prometidos, sino los temidos por los expertos. Tras la contundente victoria de Morena en el 2024 y la capacidad del gobierno de dominar la narrativa, a la administración actual debe serle muy difícil dimensionar la pesada herencia de AMLO. Basta ver la tragedia del desabasto de medicinas, tras seis años de Morena en el poder.
El miércoles Pemex presentó su Plan de Trabajo 2025-2030. Como todos los cacareados planes de esta administración, se trata de un conjunto de objetivos proyectados en algunas láminas sin detalle alguno sobre cuáles son los instrumentos y recursos para alcanzarlos. Con lógica soviética se prometen actividades, como hacer 2,036 perforaciones, pero no hay metas de producción para esos hoyos ni mucho menos de rentabilidad.
La nueva Ley del Sector Hidrocarburos, presentada el 29 de enero, le da a Pemex toda la responsabilidad en el sector bajo el mismo lema del gobierno anterior: "Pemex por el rescate de la soberanía". Se oye bonito, pero si algo falló en el sexenio anterior fue cumplir con las promesas de producción de crudo: 2.832 millones de barriles en el 2025 según el plan de negocios del 2019 de nuestra empresa petrolera, frente al 1.618 de diciembre del 2024. Con la nueva ley, Pemex será casi soberano frente al resto del gobierno.
Pemex tiene poco margen para manipular información. Al emitir deuda en los mercados internacionales, tiene que reportar sus datos financieros y operativos de forma veraz, o de lo contrario sus funcionarios corren el riesgo de sanciones penales en Estados Unidos. Sin embargo, nuestro gobierno no parece percibir el tamaño del fracaso.
Si Sheinbaum hubiera encargado un análisis sobre qué camino seguir, ninguna consultora seria hubiera sugerido lo presentado el miércoles. Para sanear una empresa se requiere vender los activos improductivos y concentrar la actividad en lo más rentable; no comenzar nuevos proyectos de dudosa rentabilidad, como lo son todas las actividades industriales de Pemex. Para impulsar un sector nuevo puede tener sentido algún tipo de apoyo gubernamental, pero el mejor instrumento es la competencia, no darle la hegemonía a una empresa, mucho menos a esa con tantos problemas.
Sería interesante conocer cómo optaron por este camino. ¿Partirán de creer que sí fue un éxito lo hecho por el gobierno de AMLO y que sólo faltó tiempo para concretarlo mejor? ¿O pensarán que en Pemex engañaron a AMLO y ahora, con una administración mejor organizada, sí podrán alcanzar los objetivos planteados? ¿Alguien se habrá atrevido a sugerir estrategias distintas? ¿O creerán que los estrechos espacios recién abiertos a la inversión privada suponen un cambio de fondo? Es tan cerrado el grupo en el poder que, si alguien piensa distinto, es muy probable que haya optado por no opinar.
En la misma presentación fue revelador cuando Sheinbaum criticó a los privados por no haber invertido, sino especulado con los campos petroleros. ¿No se preguntarán por qué en otros países esas mismas empresas son tan exitosas en extraer crudo?
Me temo que perseverar en esta ruta difícilmente les permitirá revertir el declive de Pemex. Se podrá ir midiendo mes con mes.