
Me at the zoo (CAPTURA)
Todo comenzó con un elefante y la frase: "All right, so here we are in front of the elephants" ("Muy bien, aquí estamos frente a los elefantes"). El 23 de abril de 2005, Jawed Karim subió a YouTube el primer video de la historia: "Me at the zoo".
Un clip de apenas 19 segundos que, sin saberlo, marcaría el inicio de una revolución en la forma de crear y consumir contenido.
Cuando nació YouTube, en 2005, no existían TikTok ni Instagram. Facebook apenas salía de los campus universitarios. Los teléfonos apenas grababan video y la conexión a Internet no permitía hacer mucho más que enviar correos y esperar.
En ese contexto, tres jóvenes exempleados de PayPal —Jawed Karim, Steve Chen y Chad Hurley— lanzaron un sitio donde cualquier persona pudiera subir videos de manera sencilla. Su lema: Broadcast Yourself (Transmítete a ti mismo). Y la idea, tan simple como poderosa, alteró las reglas del juego.
El sociólogo Luis Antonio Olmeda Álvarez, autor de la tesis La era dorada de YouTube (2009-2015), cree justamente que ese periodo representa "la era dorada de la plataforma".
"Fue un lapso en el que surgieron grandes cambios dentro de la plataforma que no eran perceptibles en ese momento, pero que, con el tiempo, transformaron para siempre la creación de contenido digital", explica.
En 2009, YouTube dejó de ser solo un sitio para almacenar videos. Se convirtió en un espacio para crear, experimentar y conectar. Figuras como Werevertumorro, Pepe Problemas, Ben Shorts o Alex Strecci comenzaron a construir una narrativa propia, sin necesidad de sets costosos ni cámaras profesionales.
"Antes, cualquier persona podía publicar un tipo de contenido y era más diverso. Ahora, todo está mucho más estandarizado", dice Luis Antonio.
Con la compra por parte de Google y la implementación del programa YouTube Partner (2008), los videos dejaron de ser una expresión espontánea y pasaron a ser productos que debían retener, cautivar, viralizar.
"Pero cuando Google lo adquirió, vino un cambio radical. Se creó un modelo de negocio donde se premió a quienes generaban más impacto y eso cambió todo: dejó de ser una red abierta y se volvió un espacio donde solo se visibiliza lo que generaba ingresos. El contenido se volvió estandarizado, como en un modelo on demand", dice el sociólogo.
En los primeros años, el contenido de YouTube se organizaba de forma manual. Pero a partir de 2007, la plataforma adoptó un algoritmo de recomendación que transformó su lógica: el usuario dejó de buscar y empezó a ser guiado.
"Se dejó de priorizar la creatividad para enfocarse en la retención. Eso afectó a los creadores, porque ahora todo tiene que ir de acuerdo a lo que dicta el algoritmo", señala el experto.
A partir de 2013, las tendencias globales comenzaron a dictar las reglas del juego. "Si publicabas algo relacionado al Ice Bucket Challenge o a las bromas virales, el algoritmo premiaba ese comportamiento", explica. Eso cambió el rostro de la plataforma: miniaturas cada vez más llamativas, gestos exagerados, títulos sensacionalistas.
Para Luis Antonio, esto significó una pérdida importante: "Antes, YouTube era una plataforma tipo Hi5, donde se podía dialogar, personalizar tu página, compartir desde la autenticidad. Ahora es un modelo on demand, con una lógica más televisiva y menos comunitaria".
"Me at the Zoo" no buscaba viralidad ni clicks. Era una simple prueba técnica. Pero con los años se transformó en una cápsula del tiempo. Hoy supera los 317 millones de vistas y sigue siendo el único video publicado en la cuenta oficial de Jawed, que ya tiene más de 4.6 millones de suscriptores.
Más allá del contenido, el fenómeno youtuber transformó la cultura juvenil. Para una generación entera, convertirse en youtuber se volvió un sueño.
"El otro día vi un kit de 'Mi primer set para ser youtuber' en una tienda y eso me voló la cabeza. Llegamos al punto en el que ser creador de contenido se volvió una aspiración legítima. El capitalismo digital vio que era más rentable tener a alguien carismático generando comunidad sin casi invertir en infraestructura. Cualquiera puede hacerlo. Y eso transformó los sueños de una generación: ya no querían ser futbolistas o cantantes, sino youtubers", recuerda Luis Antonio Olmeda Álvarez.
"Eso lo hizo mucho más rentable que la televisión. Y además, te daba identidad digital. Como dice Paula Sibilia, esta sociedad enaltece el 'yo', y YouTube ofrecía un escenario ideal para eso".
A la fecha, YouTube sigue siendo un gigante. Pero compite con TikTok, Instagram, Twitch. Se reinventa: incorpora Shorts, transmisiones en vivo, y ofrece modelos de suscripción como YouTube Premium. Para Olmeda, "no va a desaparecer pronto, pero ya no será lo que fue. Ahora es una plataforma única que adopta elementos de otras para mantenerse vigente".