Proponen atención a la salud emocional como estrategia para la prevención del delito
Exhortan a la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) para que en coordinación con la Secretaría de Salud federal, fortalezcan las campañas de prevención del consumo de drogas, así como la atención a la salud emocional como estrategia para la prevención del delito, especialmente de todos los relacionados directamente a estas problemáticas.
Lo anterior a través de un Punto de Acuerdo que presentó en sesión de Congreso del Estado la diputada Edith Hernández Sillas.
El INEGI dio a conocer a través del comunicado de prensa número 374/23 del 23 de junio de 2023, que en el 2021 se imputó a 3 mil 260 adolescentes por presuntos delitos de narcomenudeo. El 90.2 % se debió a la presunta posesión simple de narcóticos, según expuso la legisladora panista.
En 2021, la principal droga por la que se imputó a las y los adolescentes fue la marihuana. Siguió la posesión y comercio de metanfetaminas.
Mientras que en 2022, ocho de cada 10 adolescentes en privación de la libertad o con medidas externas de sanción informaron que alguna vez en su vida consumieron algún tipo de droga: alcohol, tabaco y marihuana fueron las de mayor prevalencia.
Asimismo, dijo que el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, dio a conocer el 26 de junio del 2023, que la demanda de tratamiento por consumo de sustancias es un indicador que en ausencia de estudios periódicos como las encuestas nacionales, puede usarse como referencia del uso de los servicios y de las tendencias en la prevalencia del consumo problemático de sustancias.
Advirtió que durante el año 2022, 167 mil 905 personas demandaron tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas en la Red Nacional de Atención a las Adicciones.
Mencionó que las personas usuarias de sustancias psicoactivas que demandaron tratamiento tuvieron una edad promedio de 29 años, 83.7%% fueron hombres y 16.3% mujeres.
Reveló que las sustancias cuyo consumo causó mayor demanda de tratamiento fueron los Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA), que incluyen a las anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis o estimulantes de uso médico con el 46.2% de los casos, seguidos del alcohol con el 24.6% y la marihuana con el 13.3%.
Tomando en cuenta las diferencias por sexo, se encontró que el alcohol fue la principal sustancia por la que las mujeres solicitaron tratamiento (35%), en tanto que los Estimulantes de Tipo Anfetamínico fueron la principal sustancia por la que los hombres demandaron atención (49%).
Advirtió que en relación con la historia de consumo y el acceso al tratamiento, las personas usuarias iniciaron el consumo de cualquier sustancia psicoactiva (incluyendo alcohol y tabaco) en promedio a los 15 años, la sustancia de impacto la comenzaron a usar en promedio a los 19 años, es decir, pasaron 4 años entre la experimentación y el inicio del consumo de la sustancia de preferencia.
Señaló que considerando que la edad promedio de ingreso a tratamiento fueron los 29 años, pasaron 10 años desde la experimentación hasta la solicitud de atención por el uso de la sustancia de impacto.
Indicó que si bien los opioides no son de amplio consumo en México, e incluso, son de acceso limitado para fines médicos (por ejemplo, en los cuidados paliativos), los Fentanilos de producción ilícita son sustancias cuyo uso ha proliferado en mayor medida en ciertas localidades del norte de México.
En el contexto del tratamiento, desde 2018 se ha constatado un crecimiento de la demanda de atención por uso de estas sustancias, con 10 casos en 2018, 25 en 2019, 72 en 2020, 184 en 2021 y 333 en 2022.
Los principales focos de consumo en 2022 se encontraron en ciudades fronterizas de Baja California (Mexicali y Tijuana), Chihuahua (Ciudad Juárez) y Sonora (San Luis Rio Colorado).
Precisó que en 2023 se reportaron 70 casos de consumo, focalizados en algunas localidades de los estados de Sonora, Aguascalientes, Ciudad de México y Durango.
“En cuanto a los delitos relacionados con el consumo de drogas, debemos separarlos en dos tipos, los que se realizan como parte de la actividad principal que es el trasiego y comercio de drogas, es decir, sembrar, cultivar, crearlas en laboratorios, transportarlas, venderlas, y, en general, comercializar con ellas; y por otra parte, los delitos que se relacionan o están generados por su consumo como: robos sin violencia, con violencia, violencia familiar, violencia callejera, homicidios, delitos sexuales, y, un círculo vicioso, donde, en muchos casos, el consumidor de drogas termina siendo narcotraficante ante su imperiosa necesidad de dinero para abastecer su consumo y resolver sus demás problemas financieros”, expuso.
En ese sentido, dio a conocer que la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, de acuerdo con el decreto que la creó el 23 de mayo de 2023, fusionó las atribuciones, facultades y el trabajo realizado hasta ese momento en las tres instancias rectoras en la materia: el Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental, los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP) y la Comisión Nacional contra las Adicciones.
Entre sus actividades está elaborar la política, las estrategias y los programas de promoción, prevención y atención de problemas y trastornos de salud mental, así como de la adicción al alcohol, tabaco, nicotina y cualquier otra sustancia que pueda provocar daño a la salud.
Resaltó que la prevención y atención de las adicciones es clave para prevenir y combatir el deterioro del tejido social, la destrucción del núcleo familiar, la violencia general, la incidencia de delitos del orden común y federales; así como los trastornos mentales que son generados por las adicciones.
“Ahora más que nunca es urgente que se intensifiquen las campañas y programas de prevención”, concluyó.