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Putinización

DENISE DRESSER

Tucídides entendería a dónde se dirige el mundo hoy. Bien lo describió en Diálogos de los Melíos: "Los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben". Ése es el nuevo (des)orden internacional que Donald Trump y Vladimir Putin quieren imponernos. Un sistema en el cual los tratados no son respetados, sino dinamitados. Donde las alianzas no son fortalecidas, sino desechadas. Para los miembros de Autocracia Inc. el objetivo es amedrentar, la estrategia es humillar. Y Volodimir Zelenski cayó en la trampa que le tendieron en la Oficina Oval. El agredido es en realidad un desagradecido. El valiente es en realidad un mal vestido. Un Trump putinizado mimetizó la narrativa marcada desde Moscú.

Zelenski fue maltratado y expulsado de la Casa Blanca por una razón muy sencilla. Trump está empujando una "paz" determinada en los términos de Putin. J.D. Vance está avalando un "cese al fuego" que le permitiría a Rusia rearmarse y volver a invadir de nuevo. Para congraciarse con Putin había que zarandear a Zelenski. Para entregarle a Putin lo que quiere era necesario restarle credibilidad a un líder que en su propio país -y a lo largo de Europa- la sigue manteniendo. Por eso el imperativo de ridiculizarlo; por eso la consigna de debilitarlo. Trump no ve a Ucrania como una línea de defensa ante el imperialismo ruso en Europa del Este. Lo percibe como un país poco estratégico, poco relevante, al cual sólo apoyará si obtiene algo a cambio. Te protejo si me pagas. Te ayudo si me entregas tus minerales y te conviertes en mi colonia.

El Presidente y el vicepresidente de Estados Unidos se exhibieron tal y como son: hombres sin ética, hombres sin convicciones, bullys de barrio, bravucones que jamás han resistido una invasión, o dormido en un refugio antiaéreo o apoyado a tropas en el frente de batalla. Jamás han defendido a su país ante un agresor que secuestra a sus niños, bombardea a sus civiles, tortura a sus prisioneros de guerra y niega su derecho a existir. Jamás han padecido un "cese al fuego" violado sistemáticamente por Rusia, que además disemina propaganda y desinformación para conseguir adeptos en México. Pocas cosas tan paradójicas como presenciar a los defensores de la soberanía mexicana negándose a defender la soberanía ucraniana. Pocas cosas tan contradictorias como ver a los anti-Trumpistas convertidos en pro-Putinistas.

Como si las lecciones para México no fueran evidentes. A nuestro país no le conviene un entorno internacional regido por la ley del más fuerte, en vez de las directrices del derecho internacional. Cada vez que Trump avala a Putin, coloca a países débiles como México ante el paredón. Cada vez que Trump se comporta como un dictador delirante, nos está mandando un mensaje amenazante. Adiós a la OTAN también puede ser adiós al T-MEC. Adiós a las fronteras establecidas, también puede significar que la nuestra con Estados Unidos pueda ser ignorada por los aviones y los drones y las tropas del vecino convertido en mandamás. No es casualidad que el secretario de Defensa estadounidense haya amenazado a la presidenta Claudia Sheinbaum con incursiones militares si no cumplimos a cabalidad con lo que exige. En un mundo putinizado, México vivirá permanentemente acechado.

Lo que le ocurrió a Zelenski en la Oficina Oval podría pasarle a Sheinbaum, si en lugar de halagar al déspota, optara por corregirlo o confrontarlo. Lo sabe y por eso el doble discurso y la doble cara. Hacia adentro, la Presidenta dice que defiende la soberanía. Hacia fuera, la entrega pedazo por pedazo. Envía tropas a la frontera cuando se lo demandan; acepta la deportación de migrantes cuando se lo imponen; justifica el espionaje aéreo como una nueva forma de "colaboración" cuando se lo requieren; decomisa drogas y extradita criminales cuando es obligada a hacerlo.

He ahí el riesgo de la putinización de la política global. Cuando el fuerte hace lo que quiere, el débil tiene la opción de pelear o de plegarse. Hace unos días, Zelenski eligió lo primero, mientras Sheinbaum parece no tener más opción que lo segundo. Mientras tanto, la mayor parte de Europa entiende el riesgo de la alianza entre un Trump mercurial y un Putin imperial. Zelenski también lo sabe y por ello no pudo y no puede callar. Pero al frente de un México vulnerable, Sheinbaum fingirá que alza la voz, mientras tras bambalinas sufre el destino de los débiles.

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