
Enrique Castruita / EL SIGLO DE TORREÓN
Recorre el periodo barroco a través de la pieza Preludio y fuga No. 8, de Johann Sebastian Bach, incluida en el segundo libro del Clave bien temperado.
El joven músico lagunero Sergio Vargas Escoruela se mantiene frente al piano Yamaha del Teatro Isauro Martínez (TIM) en el mediodía de este martes. Está frente a estudiantes de distintas instituciones educativas de la ciudad, en uno de sus conciertos didácticos, donde se preocupa por compartir sus conocimientos musicales.
Se trata de un día especial, porque también por la noche tendrá otro concierto en el marco del Festival de Música de Cámara, organizado por el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE). Sergio acaba la partitura de Bach, toma el micrófono, es momento de pasar al siguiente periodo: el clásico. Se ejecuta la Sonata K33 No. 13, de Wolfgang Amadeus Mozart.
La invitación se le realizó a cinco colegios: la Escuela Carlos Pereyra, el Colegio Vasconcelos, el Colegio Alemán, el Colegio Excélsior y el Instituto Narro. El músico continúa con su clase, explica a los chicos las funciones que tienen los pedales del piano, da un ejemplo y pregunta al público si entiende la diferencia.
“El pedal que está a mi lado derecho sostiene las notas cuando lo presiono. Yo presiono el pedal, toco las notas y las notas se van a sostener. Ahora, el pedal que está en el extremo izquierdo suaviza un poco el sonido de las notas; va a sonar un poco menos brillante, con un poco menos de intensidad […] Luego está el pedal de en medio, que únicamente sostiene las notas que tú quieres que sostenga”.
El tercer periodo del evento fue el romántico. Para ello, Sergio escogió la música del compositor Frédéric Chopin, en especial el segundo Scherzo.
“Otra característica del periodo romántico es que se genera un sentido de patriotismo. Muchos compositores componían obras relacionadas con su patria. En el caso de Chopin, que él era polaco, compuso muchas polonesas. Y en el caso de Liszt, rapsodias húngaras".
El acto siguiente consiste en hacer preguntas a los presentes y regalar ejemplares de su reciente álbum, con música de Scarlatti y Liszt, a quien acierte las respuestas.
Termina el concierto y Sergio Vargas Escoruela se despide. Algunos chicos se apresuran al escenario y le solicitan su autógrafo. El pianista firma los discos que regaló minutos atrás, posa para las fotografías, luego toma asiento en una butaca y deja en claro la razón de por qué realiza este tipo de conciertos didácticos.
“Creo que es muy importante que conozcan diferentes perspectivas de la vida de y de la realidad, porque eso es el arte; una perspectiva y una expresión de los sentimientos, de las emociones y también de nuestro entorno, en un contexto actual y también pasado y futuro, nos une como personas, nos enriquece, nos permite sensibilizarnos y actuar de forma más conscientes, tomar decisiones sustentables y equitativas a los retos del mañana”.