
Situación. El busto de la poeta Enriqueta Ochoa carece de placa informativa y se encuentra cubierto por heces de aves.
En pleno Día Internacional del Libro, que se celebra hoy 23 de abril, los bustos en la Calzada de los Escritores de la Alameda Zaragoza continúan presentando suciedad: heces de aves, rayones y grafiti, además de la ausencia de placas informativas en algunos casos. La situación no es una novedad, pues ya hace dos años, en este mismo espacio, El Siglo reportó las malas condiciones de esta zona inaugurada en septiembre de 1984 como un homenaje a las letras laguneras Cabe señalar que los bustos actuales no son las esculturas de bronce instaladas originalmente, pues estas fueron robadas entre los años 2008 y 2010. Ante esta situación, en 2012, durante la administración municipal de Eduardo Olmos Castro, los bustos fueron reemplazados por otros hechos de polímero y cubiertos de pintura dorada.
En un recorrido realizado por esta casa editora ayer martes por la mañana, se constató que de los 10 bustos que actualmente componen a la Calzada de los Escritores, sólo tres mantienen sus placas reinstaladas en 2012: Pablo C. Moreno, Salvador Vizcaíno Hernández y Enrique Mesta Zúñiga. Mientras que los de Miguel de Cervantes Saavedra, Magdalena Mondragón y Enriqueta Ochoa carecen de la misma, por lo que los paseantes no pueden informarse sobre a qué personajes pertenecen las esculturas.
También existen otros bustos aledaños como el del general Ignacio Zaragoza (de quien adopta su nombre la Alameda), que tampoco cuenta con su placa de identificación. Asimismo, la Plaza de los Ilustres, ubicada en al poniente del área verde, se mantiene como una solitaria y extensa plancha de concreto.
Si bien recientemente el actual Ayuntamiento de Torreón, encabezado por el alcalde Román Alberto Cepeda González, ha realizado trabajos de reforestación e iluminación en la Alameda Zaragoza, los bustos de la Calzada de los Escritores y otras esculturas no se han tomado en cuenta más allá de aplicar pintura en sus bases de ladrillo.
RESCATE EN CONSIDERACIÓN
Consultado sobre esta situación, el arquitecto Antonio Méndez Vigatá, director del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE), dijo que sí hay un proyecto sobre la mesa por parte del Ayuntamiento para darle mantenimiento a esta calzada, donde se instalarían placas de piedra para identificar a los bustos.
“Sí hay el proyecto de rescatar esos bustos de personajes ilustres de la ciudad y de autores, definitivamente poner placas, pero se pondrían en piedra, en granito, para que sea más fácil su mantenimiento. Y también la idea es hacer una intervención en la Plaza de los Ilustres… es un proyecto, todavía no se ha terminado de definir, pero la intención es rescatar esos espacios”.
Este proyecto, que aún no tiene fecha de ejecución ni presupuesto asignado, involucraría a varias dependencias del Ayuntamiento, entre ellas el IMCE, Centro Histórico, Parques y Jardines, Obras Públicas, entre otras.
“Siempre es importante que una ciudad recuerde a sus grandes personajes, y en este caso estamos hablando esencialmente de creadores y de maestros. Y es esencial que eso lo pueda identificar la ciudadanía. Sí hay bustos, pero falta la identificación de quiénes son”.
SE DEBE RECONOCER A AUTORES LOCALES
Sobre este mismo tema, el escritor Vicente Alfonso, quien ha sido defensor de las obras de autores laguneros como Saúl Rosales, Magdalena Mondragón o Enriqueta Ochoa, indicó que una forma de celebrarlos es volver a sus libros y, la otra, es precisamente dedicar en su memoria espacios públicos: paseos como la Calzada de los Escritores o nombres de calles y avenidas.
“Desde lo público, desde los espacios públicos se puede ayudar a generar conciencia y memoria. Y por desgracia no siempre hay la mejor disposición. […] Me parece que, en muchas ocasiones, nos seguimos comportando como si la literatura y las artes en general fueran de importancia secundaria […] La dimensión física de una ciudad es el reflejo de sus prioridades. Y efectivamente, como tú lo dices. Si están olvidados los maestros, las maestras, una manera tangible de corroborarlo es que no haya placas de identificación, no hay memoria”.
Asimismo, lamentó la ausencia de una facultad de letras en la región y espacios de profesionalización de las artes, más allá de los intentos que existen desde la sociedad civil.
“Creo que cualquier iniciativa que abone a mostrarle a nuestros niños, a nuestros jóvenes y la población en general, que hay otras posibilidades de desarrollo intelectual, sería muy bienvenida. Por desgracia, no todo el mundo lo ve así; seguimos pensando que las artes son un pasatiempo y que si hay alguien que dedique su vida a las artes, es mejor que se vaya de la ciudad y busque otros espacios”.
RECOMENDACIONES
En el marco del Día del Libro, cabe citar algunas obras de autores laguneros que en la actualidad pueden conseguirse en librerías.
En narrativa: Los veranos con Emilia, de Oscar Antonio Bonilla; El renacer de Catalina, de Angélica López Gándara; Leyenda Morgan, de Jaime Muñoz Vargas; Más allá del desierto, de Yolanda Natera; La reportera roja, Fernando Fabio Sánchez y La sangre desconocida, de Vicente Alfonso.
En ensayo y crónica: Pensar a caballo, pensar sobre la almohada, de Ruth Castro; Norte negro, de Gerardo García Muñoz; Ruta de Paso, de Fernando de la Vara y Jorge Martínez.
En poesía: La luz es un efecto óptico, de Nadia Contreras; Poemas a La Laguna, Enriqueta Ochoa; Falacias para un autorretrato, de Saúl Rosales, La puerta giratoria, de Jorge Valdés DíazVelez y Bitácora del insomnio, de Daniel Maldonado.