En los primeros meses de 2025, quedó claro que la contaminación ambiental es uno de los retos más urgentes de la Comarca Lagunera: agua, suelo y aire contaminados con metales pesados y pesticidas. Ahora emerge una nueva amenaza: la contaminación invisible de microplásticos.
Estudios de investigación reportan a las partículas de microplásticos de un tamaño o diámetro menores a 5 milímetros, aunque también hay reportes científicos de microplásticos de tamaños menores a 1 milímetro. Esto condujo a los investigadores a definir que el rango de microplásticos se debe encontrar entre 5 mm y una micra y que los de tamaño inferiores a una micra se definen como nanoplásticos.
El hecho es que estas diminutas partículas plásticas se han infiltrado en casi todos los ecosistemas del planeta desde los océanos más profundos hasta el aire que respiramos su presencia representa un riesgo creciente para la salud del planeta y de los seres vivos que lo habitan, incluidos los seres humanos.
Algunos microplásticos diminutos son fabricados intencionalmente para su uso en productos como exfoliantes, detergentes, textiles sintéticos, medicamentos, pinturas y pastas de dientes estos son conocidos como microplásticos primarios. En el otro lado, se encuentran los microplásticos secundarios, que son los que se generan por la fragmentación y/o la degradación de plásticos comunes como la ropa con fibras de poliéster y acrílico, el embalaje con polietileno y polipropileno, cuerdas plásticas de palamidas y otras fibras plásticas. Lo mismo ocurre con el unicel o plástico expandido que se le da el nombre de poliestireno expandido y que se usa en múltiples formas.
La fragmentación y/o degradación química y física genera los microplásticos secundarios, aunque también puede darse por fenómenos biológicos, debido a que algunos plásticos son susceptibles a la biodegradación por bacterias y hongos. En ambientes marinos los microplásticos están también expuestos a una degradación mecánica que ocurre por el efecto del viento, las olas y la abrasión de la arena.
Los dos tipos de microplásticos, primarios y secundarios, son muy persistentes en el medio ambiente y tienen la capacidad de acumularse en la cadena alimenticia.
Existen muchos elementos en la literatura científica para declarar a los microplásticos contaminantes de alta peligrosidad y de gran distribución en el planeta. Su peligrosidad radica en la capacidad de los microplásticos de reaccionar con otros compuestos o seres vivos, ya que lo mismo puede actuar como sustrato para parásitos y microorganismos patógenos, que ser vehículo de otras substancias químicas altamente tóxicas, tal es el caso de su capacidad de absorber metales pesados como el Plomo, Cobre y Cadmio. De manera que la ingestión o inhalación de microplásticos no sólo lleva consigo el contenido tóxico del mismo sino también patógenos o sustancias químicas altamente tóxicas.
La presencia de microplásticos en el océano ha tenido un efecto devastador en la vida marina. Peces, aves y mamíferos marinos al ingerirlos no sólo les provoca problemas a ellos, también se convierten en vehículos de los contaminantes químicos que son adsorbidos por los microplásticos, y transferirlos luego a otros organismos a través de la cadena alimenticia, en donde desde luego se encuentran los seres humanos.
De acuerdo con los científicos que han estudiado el problema, la contaminación plástica representa una de las amenazas globales actuales y está considerada como uno de los indicadores más destacados para evaluar el impacto de la sociedad humana al medio ambiente. Debido a su alta demanda, uso y mala administración de sus residuos, los plásticos están acumulándose y fragmentándose en todos los ecosistemas del mundo. Además, se van incorporando a las diferentes cadenas tróficas.
En los seres humanos las rutas principales de exposición a los microplásticos son la inhalación, ingestión y contacto con la piel, La inhalación puede provenir de la contaminación aérea de textiles, de las llantas de caucho sintético, polvo urbano, mientras que la ingestión se produce por el consumo de diversos alimentos y agua potable.
Los efectos sobre la salud humana, aunque aún se están investigando, existe preocupación por su posible relación con problemas hormonales, respiratorios, sistema inmunológico y diversos tipos de cáncer.
Enfrentar la crisis de los microplásticos requiere de enfoques sistémicos, por un lado, es necesario fortalecer la legislación que regule la producción y el uso de plásticos, fomentar el desarrollo de productos biodegradables y mejorar los sistemas de gestión de residuos. Además, es fundamental que nos eduquemos sobre el consumo responsable y reducir el uso de plásticos de un solo uso.
Aunque no hay nada nuevo en las anteriores soluciones, podemos concluir que la amenaza silenciosa de los microplásticos ya no puede ignorarse.
Se revisaron varias publicaciones y revisiones científicas sobre el tema, disponibles en Google Scholar.