Sería un error histórico y una pifia política enorme desaprovechar el momento actual que se ha presentado para frenar de tajo a los cárteles del narcotráfico que durante las últimas décadas han causado decenas de miles de muertes, dolor, sufrimiento y quebrantos económicos en México.
Estados Unidos declaró a ocho cárteles de la droga, entre ellos a seis mexicanos, como "organizaciones terroristas extranjeras" lo que implica acciones más severas en contra de sus integrantes y sus cómplices tanto al interior del vecino país como en el extranjero.
Es decir, si el gobierno estadounidense detecta a empresas o particulares extranjeros que apoyan a estas organizaciones, podrá congelar sus cuentas bancarias en Estados Unidos, cancelar sus operaciones comerciales y arrestarlos si se encuentran en su territorio.
No queda claro si esta declaración incluye acciones penales contra los miembros de los cárteles cuando estén en el extranjero, pero en lo que respecta a México es un hecho que el gobierno de Donald Trump incrementó las pesquisas que incluyen vuelos espías con drones sin tripulantes ni explosivos sobre el espacio aéreo mexicano.
Los cárteles de México que fueron declaradas terroristas son los de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, del Golfo, del Noreste, la Nueva Familia Michoacana y Cárteles Unidos.
En tanto las organizaciones latinoamericanas declaradas terroristas son el cartel venezolano Tren de Aragua, por cierto con presencia en varios estados mexicanos, y la Mara Salvatrucha, conocida como MS-13.
Los cárteles de México acumularon un impresionante poder económico, político y de fuego en las últimas tres décadas.
Cuando en los años 80 y 90 se combatió con dureza a los grupos narcos de Colombia, los mexicanos asumieron el control de la distribución, venta y cobro de la cocaína tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia.
El Cártel de Sinaloa fue considerado en algún momento la organización criminal más poderosa en el mundo, pero hoy en día los cárteles Jalisco Nueva Generación y la Nueva Familia Michoacán ostentan capacidad y fuerza similares al de Sinaloa ante su reciente división entre los grupos "Los Chapitos" y los "Mayitos".
Para nadie es un secreto que los cárteles mexicanos dominan varios entidades de la República Mexicana, además del trasiego de drogas controlan comercios, zonas agrícolas, el negocio de la migración, la prostitución, extorsión, secuestros, etcétera, etcétera.
El gobierno mexicano ha sido incapaz de poner alto a tan temibles organizaciones, la guerra contra el narco iniciada en el gobierno de Felipe Calderón lamentablemente los unió y fortaleció, además no se dio cabal seguimiento a su combate y menos en el sexenio de AMLO cuando el crimen organizado creció como nunca antes.
El presidente Trump dijo que está dispuesto a ayudar a México en la lucha contra el crimen tras sostener que el país está "gobernado en gran parte por los cárteles del narcotráfico".
"Tengo una muy buena relación con México… Si quisieran ayuda con eso, se la daríamos", declaró el pasado martes en una conferencia de prensa.
Sabemos que lidiar con Estados Unidos en una colaboración de tipo policiaco-militar no es nada fácil, nuestros vecinos suelen aprovecharse de cualquier rendija para meterse hasta la cocina, nos despojaron de medio territorio en el siglo XIX e invadieron a México en varias ocasiones.
Pero cerrarse en estos momentos a colaborar en un plan conjunto seria un grave error. Por ello extraña que la presidenta Claudia Sheinbaum responda a las amenazas de Estados Unidos contra los cárteles con una serie de reformas constitucionales para sancionar con la "pena más severa" a los agentes estadounidenses que invadan territorio mexicano o violen su soberanía.
A ver, a ver, ¿cuál es el peligro real por el que atraviesa México? ¿Son los agentes del vecino país que investigan a los cárteles o son los cárteles mexicanos que día con día dejan en el país un reguero de homicidios, desaparecidos y desconsuelo?
Las acciones en contra de los cárteles por parte de Estados Unidos no es un asunto personal contra México, sino una medida urgente para evitar que estos grupos crezcan y se empoderen de regiones del vecino país donde ya están presentes.
El narcotráfico es un problema regional y mundial, Estados Unidos y México, además de otras naciones de la región, deben unirse y combatirlo antes que invadan y controlen más territorios además de socavar la salud de millones de jóvenes.
No son tiempos para envolverse en la bandera ni para pregonar el nacionalismo sino de unirse en contra del enemigo común que son los cárteles de la droga.
NOTICIA FINAL…
Canadá se sumó este jueves al gobierno estadounidense al declarar como organizaciones terroristas a siete cárteles a los que acusó de participar en la distribución de fentanilo, ¿secundará México la medida?
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