
SU SALUD ORAL
MUJERES PROFESIONISTAS
Conmemorando el día internacional de la mujer, escribo, evocando el desarrollo cultural que a mi en lo personal me toco vivir en el núcleo familiar donde provengo. Definitivamente, la educación familiar, tiene gran importancia para que la mujer, sea la época que sea, estudie una profesión, y la trabaje, desde antes del tiempo de Sor Juan Inés de la Cruz, (1648) hasta la fecha. En el seno de la familia, se vive diferentes formas de pensar, es ahí donde muchas mujeres sufren la violencia de género, no me refiero a la violencia física, me refiero a la manera de pensar, o de proceder en la vida personal. Todo esto es muy profundo y muy variado, solo me quiero dedicar, como, las mujeres hemos ido ocupando espacios profesionales, desde hace ya mucho tiempo y cada vez más. Personalmente, me siento muy orgullosa, pertenecer a la familia de donde provengo, no solo de mis padres, también de mis abuelos, bisabuelos de ambas ramas, paterna y materna. Con visión, transparencia, seguridad, calidad, calidez, amor, respeto, libertad de expresión, así como valores morales y éticos. Diciéndoles a las cosas por su nombre, sin prejuicios.
Hace tiempo escribí sobre el Ateneo Fuente, Cuna de la Universidad de Coahuila, de la cual soy egresada, cuarenta años después que mi madre. Ella, Ma. Juliana Cepeda Méndez, se tituló en el Ateneo Fuente de Químico Farmacéutico, sustentando examen profesional de los días 26 al 30 de noviembre de 1936, constancia que obran en la Secretaria del Ateneo Fuente, estudiosa y culta hasta un poco antes de su muerte, nos decía, que el lema de su padre, (mi abuelo) Jesús Cepeda Flores, era " todos mis nietos tienen que tener una profesión", así lo hizo el con sus hijos, y deseaba lo mismo con sus nietos, y así fue. Se escucha muy normal, para mí lo era, recuerdo que lo único que teníamos que pensar era que profesión íbamos a decidir estudiar, y, además, primero era el título que el matrimonio, lo que nos pedía mi padre. Sin dejar a un lado, la parte tan importante de formar una familia, si así lo deseábamos. Ahora que no tengo a mi madre, como me gustaría, darle atrás a la película, y seguir escuchando todas sus anécdotas universitarias, las cuales algunas, en mis clases de bioquímica, en la facultad de odontología con la Dra. Bertha Rosas de Gutiérrez, las exclame, y fueron motivo de mucha risa. Así como en las primeras clases de Anatomía Humana, mientras que comprábamos los libros, el Dr. Pascual Hernández, nos pedía ciertos temas, y yo estudiaba en el libro que llevo mi madre de Nociones de Anatomía, Fisiología e Higiene de Orestes Cendreros ( libro) reconocido por los profesionistas, de esa época (en el área de la salud). Se ponía hacer, jabones, ahora muy de moda, "artesanales", cremas de cuerpo y cara, shampoo, como era algo de rutina para ella, y nosotros lo teníamos en casa, posiblemente no pusimos tanta atención. A mis compañeros "la raza" también les toco como mi madre, se acercaba con nosotros cuando nos reuníamos a estudiar, quería estar ahí, oírnos, leer, estudiar, le gustaba de sobremanera los temas que versábamos. De aquí evoco, es muy importante escuchar, anotar, escribir, respetar, lo que nos dicen los padres, y darles toda su importancia, actualmente les digo a mis hijos, la ley de la vida es que los padres se van primeros, graven tantas cosas que les pueden servir en un futuro, aprovechen que todavía estamos, como la sabia frase, "más sabe el diablo por viejo, que por diablo". Recordando a mi madre, dejándome un gran legado de criterios, de enseñanza, seguridad, pero sobre todo amar y servir.