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TU CUERPO, TU TEMPLO ¿EL AMOR ES MEDICINA?

SUSANA BAUTISTA

Nuestro cuerpo tiene centros importantes de energía conocidos como chakras, los cuales pueden desequilibrarse por diversas razones. Uno de los factores más influyentes en este balance es el vínculo con los demás, ya que, a través de las relaciones humanas, nuestro cuerpo experimenta un constante intercambio energético.

Hace un tiempo publiqué una nota sobre el sexo y la energía, donde resaltaba la importancia de elegir conscientemente a la persona con la que compartiremos nuestra energía. Al entrar en su frecuencia, absorbemos su vibración. La energía sexual es una de las fuerzas más poderosas que poseemos, que se relaciona con nuestra salud en todos los planos, pues contiene todos nuestros deseos, sentimientos, emociones y necesidades. Lo mismo ocurre con las personas con las que convivimos. No sé si te has dado cuenta, pero cuando estás rodeado de gente positiva, alegre, con deseos extraordinarios de crecer, compartir y reír, automáticamente comienzas a sentirte así también. Te nutren, te elevan, transforman tu energía. Pero lo contrario también sucede: lugares hostiles, personas negativas, deprimidas o angustiadas te dejan una huella energética pesada, tu cuerpo se congestiona y sufre. Al intercambiar vibración, creamos lazos sutiles que pueden permanecer en nosotros incluso sin importar el tiempo o la distancia.

El amor es medicina, es un factor capaz de alargar la vida. Los vínculos amorosos con familiares, amigos y parejas tienen un impacto directo en nuestra biología, afectando tanto nuestro bienestar físico como psicoemocional. Se ha demostrado que el amor y la conexión con otros activan el sistema nervioso parasimpático, el cual es el responsable de la relajación, la regeneración celular y la sanación del cuerpo. Este sistema actúa en momentos de paz, seguridad y amor, regulando funciones esenciales como la frecuencia cardíaca, la digestión y el equilibrio hormonal. Mientras tengamos relaciones amorosas y saludables, nuestros genes de reparación se activarán, ayudando a mantenernos jóvenes y sanos.

Por el contrario, cuando nuestras relaciones son conflictivas, dolorosas, confusas o negativas, el cuerpo entra en un estado de alerta constante, activando el sistema nervioso simpático, que libera hormonas del estrés como el cortisol y puede llevar a inflamaciones crónicas, enfermedades y envejecimiento prematuro.

Dicen que ni la mejor alimentación ni el ejercicio más disciplinado por sí solos pueden garantizarnos más años de vida, sino que los vínculos llenos de amor son el verdadero secreto para la longevidad. Escoge muy bien con quién te juntas: donde haya amor, paz, alegría e inspiración, ahí es. Nuestra energía es sagrada, no la compartas con cualquiera. Escoge bien de quién impregnarte. Larga vida para todos.

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