En 1918, una pandemia enfermó a un tercio de la población mundial y murieron 50 millones de personas, más que durante la Primera Guerra Mundial. Se la llamó "gripe española". El virus que causó la influenza era extremadamente resistente y totalmente desconocido. El término influenza fue introducido en Italia en el siglo XV para describir una epidemia que fue atribuida a la influencia de las estrellas.
Los desastres naturales ponen en jaque a millones de personas alrededor del mundo y las obligan a huir cada segundo.
En 2019 el ciclón Idai sacudió Mozambique, Zimbabue y Malawi. Más de 1.000 muertos y 1.5 millones de afectados en los tres países.
En 2017, la peor sequía de los últimos 60 años azota a Somalia. La hambruna y la ausencia de cultivos y ganado tornan la región en uno de los peores sitios del mundo.
En 2016, el estertor de un terremoto golpea a Ecuador. Un año antes, otro de 7,8 grados destroza Nepal. 8.600 personas murieron y decenas de aldeas quedaron totalmente destruidas.
En 2013, el Tifón Haiyán se cierne sobre Filipinas, más de 4 millones de filipinos tuvieron que huir y 9 millones de personas necesitaron ayuda humanitaria. Un año antes, las inundaciones en la isla de Mindanao destruyeron las casas de más de 10.000 personas.
En 2010, un terremoto de magnitud 7.0 dejaba más de 225.570 muertos y un número aún mayor de heridos en Haití, se considera la peor catástrofe natural del siglo XXI en la que más de 3 millones de supervivientes fueron desplazados en el país.
En 2008, el ciclón Nargis azotó Birmania, dejó 84.000 muertos, 50.000 desaparecidos y más de 1,3 millones de víctimas que recibieron asistencia.
Ese mismo año, un terremoto sacudió Sichúan, China, se estima que fallecieron 85 mil personas.
En el 2005, un huracán devastó la ciudad de Nueva Orleans y dejó el mayor número de muertos de la historia de Estados Unidos. Se le bautizó Katrina.
Ese mismo año, el mismo fenómeno de grado 7,6 azotó Cachemira, en la India, se estima que 90 mil personas perdieron la vida.
Durante el mismo año, ocurrió el conflicto de Darfur y huida hacia el desierto de Chad de 180.000 sudaneses. Se considera el lugar más inhóspito del universo con largas distancias, calor abrasador, tormentas de arena, escasez de agua potable.
En 2004, una ola gigante arrasó el Sudeste asiático. 160.000 personas murieron en el tsunami que abatió el océano Índico.
La mayoría de estos desastres pasaron al olvido, los eventos se producen con una misteriosa cercanía. Millones de vidas arrebatadas por la naturaleza nos dejan sin palabras.
El cambio climático ha alterado la migración de las aves, llevando virus pandémicos a nuevas ubicaciones y potencialmente a una gama más amplia de especies. La resistencia a los antibióticos aumenta el riesgo de mortandad por infecciones bacterianas secundarias durante el próximo brote pandémico.
A pesar de la evidente extensión del promedio de vida, cada tanto la naturaleza nos sorprende con sucesos dramáticos que le recuerdan al hombre su condición vulnerable. Quizá los olvida, mientras bucea en la bruma con su omnipotencia a cuestas, tratando de ser inmortal.
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