¿Te ha pasado que hay un momento del día en el que piensas: me urge un break? Es que el agotamiento es una carga invisible que, entre la prisa y el sentirte abrumado, te invade sin darte cuenta. Pero, ¿sabes qué? El dolor es parte de la vida, sí, pero hay algo súper importante: no tenemos que sufrir mientras experimentamos dolor.
Patanjali, un sabio del yoga, lo puso de esta manera: “El sufrimiento que aún no ha llegado puede ser evitado” (Yoga Sutra II.16). En otras palabras, podemos aprender a manejar mejor nuestras emociones y pensamientos para no quedarnos estacionados en el dolor.
Sí que es verdad que el dolor es inevitable, es parte de la experiencia humana. Pero el sufrimiento es otra cosa, es lo que sucede cuando nos aferramos a pensamientos negativos, cuando nos resistimos a aceptar la realidad o cuando le damos vueltas y vueltas a lo que nos lastimó. El yoga nos ofrece herramientas súper valiosas para evitar todo esto.
Te comparto algunas prácticas para tu vida diaria:
• Practica la atención plena: En lugar de reaccionar en automático a tus pensamientos y emociones, observa cómo aparecen y se van. Por ejemplo, cuando estés en el tráfico y sientas enojo, observa esa sensación de frustración en tu cuerpo y deja que se vaya.
• Cultiva el desapego: Date cuenta de que las cosas y las experiencias son pasajeras. Disfrútalas, pero no te aferres a ellas. Por ejemplo, si te gusta ir a restaurantes de moda, disfrútalo, pero no dejes que eso defina tu felicidad en caso de que no puedas hacerlo.
• Desarrolla la ecuanimidad: Aprende a aceptar tanto los buenos como los malos momentos con calma. Cuando te enfrentes a un reto en el trabajo, recuerda que es solo una parte de la vida y que vendrán tiempos mejores.
• Practica el autoconocimiento: Reflexiona sobre tus patrones de pensamiento, tus emociones y tus comportamientos, el observarlos te dará la oportunidad para más adelante cambiarlos por otros que te brinden calma.
• Cultiva la paciencia y la perseverancia: El camino hacia la ecuanimidad requiere esfuerzo y dedicación. No te desanimes por los obstáculos, sigue practicando y confía en el proceso.
Pongamos algunos ejemplos más aterrizados. Si trabajas en una oficina y recibes una crítica de tu jefe, puedes pasarte el día sintiéndote con inseguridad o frustración. Pero si aplicas esto de cambiar los pensamientos negativos por otros más útiles, puedes verlo como una oportunidad para mejorar en lugar de un ataque personal. Si trabajas por tu cuenta y un cliente cancela un proyecto de último momento, en lugar de angustiarte, puedes enfocarte en buscar nuevas oportunidades y confiar en que vendrán mejores opciones. Si el cansancio te abruma, en vez de pensar “no puedo más”, podrías darte cinco minutos para respirar profundo y recordar que todo pasa, que puedes encontrar momentos de calma dentro del caos.
El secreto está en entrenar la mente para no reaccionar automáticamente a lo que nos pasa. En el yoga hay una idea clave: “El yoga es el cese de las fluctuaciones la mente” (Yoga Sutra I.2). Es decir, a partir de la práctica de yoga podemos aquietar la mente para encontrar paz. Esto lo logramos con prácticas como la respiración consciente, la meditación y la autoobservación. Con el tiempo, nos volvemos más tranquilos y menos reactivos.
Así que, en lugar de dejar que los problemas te pesen, elige ver cada día como una oportunidad para crecer y aprender. Habrá momentos difíciles, pero tú tienes la fuerza para superarlos. Respira profundo, confía en ti y vibremos positivo.
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